Revista Opinión

La luna mazarronera de Cat Stevens

Publicado el 18 julio 2021 por Manuelsegura @manuelsegura
  • La luna mazarronera de Cat Stevens

En el verano de 1970, el cantautor británico Cat Stevens recaló en la bahía de Mazarrón para pasar unos días de descanso. Hasta aquí llegó sabiendo ya lo que era saborear el éxito en el nunca sencillo mundo de la música. Su álbum inicial había cosechado considerables ventas, críticas notables en el Reino Unido e incluso, con uno de sus temas, logró posicionarse en el número dos de las listas. Hijo de un greco-chipriota y una sueca, que se separaron cuando él apenas contaba con 8 años, Stevens se hizo pronto con una guitarra, siguiendo la estela de los Beatles, como tantos otros. Siendo además un dibujante consumado, comenzó a recorrer locales y pubs londinenses interpretando canciones. Pero cuando empezaba a ver la luz en el concierto musical, se cruzaría en su camino una enfermedad en forma de tuberculosis, que lo llevó hasta la cama de un hospital donde tuvo ocasión de reflexionar sobre su vida con poco más de 20 años de edad. Los médicos, el yoga y la metafísica lo sacaron adelante.

En ese verano del 70, Cat Stevens decidió pasar unas vacaciones en España para reponerse. Eligió el sureste de la península y, en concreto, la costa de Mazarrón, alquilando una casa en la playa de El Mojón, donde estuvo casi un trimestre. En aquellos días era frecuente verlo por establecimientos de la zona, relacionándose con los lugareños, con su melena y barba morenas tan características, así como en ocasiones acompañado por su guitarra. Casi nadie sabía quién era. Hay un valioso testimonio gráfico de ello, que su compatriota Pamela Sharp, quien por entonces también residía en esa zona con su familia, subió estos días a una red social, en el que se ve al cantante interpretando un tema, rasgueando las cuerdas y tomando una cerveza, en la terraza del bar Royal, que regentaba otro inglés, de quien se decía había sido piloto de la RAF, Roy Morris, junto al hotel Bahía, en el Puerto de Mazarrón, ante la atenta mirada de una mujer y varios niños que parecen ensimismados. Pamela, que ahora vive en un pueblo granadino, conserva varias fotos más de esa época, que recuerda con evidente nostalgia, en las que se les observa felices con el artista en medio de la naturaleza.

El álbum Teaser and the Firecat’, publicado en 1971, le serviría a Stevens de catapulta para el estrellato en el ámbito del folk-rock. Entre la decena de canciones que lo conforman, una de ellas, Moonshadow’, quizá la más redonda, fue compuesta en aquel verano mazarronero. Una noche, el cantante quedó impresionado al contemplar desde la orilla de la playa, junto a la casa en la que estaba instalado, la luna en la oscuridad elevándose sobre el Cabo Tiñoso. Ante aquel espectáculo, carente por completo de contaminación lumínica, se inspiró para componer un tema que llegaría a convertirse en un éxito absoluto. La sombra de la luna sobre el agua mediterránea, con luz tenue, provocó en el artista una irrefrenable fuente de inspiración, en contraste con la extrema luminosidad a la que estaba acostumbrado en las calles del West End londinense donde residía. Aquella canción dio pie a un delicioso cortometraje que en 1977 formó parte de Fantastic Animation Festival’, una película compuesta por varios cortos basados en composiciones musicales.

Supongo que Cat Stevens, ahora llamado Yusuf Islam tras su conversión en 2001 al islamismo, que este mes cumplirá 73 años, recordará aquel verano de hace cinco décadas en la bahía de Mazarrón, donde las musas y el influjo de la luna lo sorprendieron esa noche en la playa de El Mojón para darle el contrapunto y dejar constancia de que, como dijo el gran Fellini, el arte siempre suele ser autobiográfico.

[‘La Verdad’ de Murcia. 18-7-2021]


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