Partenón de Nashville. 1897
Cuando miro este Partenón, una versión decimonónica del original, recuerdo las palabras de Alejandro Amenabar en una entrevista con motivo a la presentación de su película Ágora: Ojala existiese una cerradura, por cuyo ojo pudiera ver la vida de aquella gente, como se relacionaban, como reían y lloraban, su mundo. Ojalá pudiera mirar a través de ella, aunque fuese un sólo segundo.
Partenón. Estado actual.
La realidad es muy diferente. Si alguna vez atravesamos los propileos (entrada monumental de la acrópolis) descubriremos que al llegar al Partenón, sólo un esqueleto de mármol subsiste allí. Siglos después de su construcción sobre su Estilóbato se rezó a Jesucristo y a Mahoma y en 1674 Jacques Carrey dibujó los frontones, gran parte del friso, y todas las metopas de sur (Centauromaquia). A finales del Siglo XVII un proyectil veneciano incendió el polvorín turco que había en el edificio, haciendo volar todo por los aires. Así llegamos a 1812, fecha en la que Lord Elgin rescata parte de lo que se encontraba en el suelo o se podía retirar con facilidad. 1817, El British Museum le compra los mármoles para incluirlos en su colección de arte griego. Entre sus galerías se conservan muchas de las esculturas y relieves elaborados para la decoración de edificio aunque el conjunto está dividido por diferentes países.
Doscientos años después deambulo boquiabierto por los pasillos del Museo. Ya he visto la Piedra Rosetta, milagro escrito que facilitó el entendimiento de los jeroglíficos egipcios, he sido sobrecogido por los Lamassu dioses animales que daban la bienvenida y protegían el palacio de Ninrud. El Monumento a la Nereídas se constriñe bajo el techo que sustituye a lo que fue cielo Turco. Sin embargo, mi nerviosismo se acrecienta cuando leo las letras grabadas en una hoja de cristal que da la entrada a aquello que anhelaba más que nada: "The Parthenon Galleries".
Hombres, amazonas, gigantes y centauros me marcan el camino a los frontones. Fidias cuidó especialmente estas representaciones y según John Boardman, de sus manos surgió cada paño, cada rostro, cada rodilla y cada torso. Este no era lugar para aprendices, no era lugar para talleres. Sólo un maestro debía dar forma a los relieves que coronaban el templo más importante de Atenas. Aquí están, después de 2500 años, ante mi ojos. Yo soy un privilegiado por contemplarlos. Mi posición es especial, íntima, cercana. Estas esculturas eran vistas desde el suelo a más de 20 metros de altura. Hoy las tengo delante, apenas unos centímetros me separan del caballo de Selene. Veo sus venas, sus ojos desorbitados, mientras penetra en la tierra para dejar paso al Sol. Hermes y Artemisa aún están presentes a ambos acontecimientos. Imagino el conjunto en su totalidad, completo mentalmente a Atenea y a Poseidón, su duelo, su determinación, que es la determinación de una cultura, de una civilización que cambiaría el mundo.
Este post es una simple excusa, para compartir con vosotros dos pequeños videos que hice ante los restos de ambos frontones: el occidental, la disputa por el Ática entre Atenea y Poseidón, más deteriorado y fragmentado y el oriental, mostrando el nacimiento de Atenea, mejor conservado. Junto a los vídeos o muestro una imagen con los dibujos realizados por Carrey (según el historiador Ernst Berger) que servirán para contextualizar los fragmentos expuestos en el British (marcados con un circulo rojo).
Frontón Occidental:
Frontón Oriental:
Muchas más cosas se podrían decir ahora, como describir la temática elegida o dar mi opinión sobre la idoneidad de que los mármoles permanezcan en Londres o no. Pero que cada uno profundice al nivel que quiera. La historia de la representación, según Hogarth, está constituida por tres pasos esenciales (por lo menos hasta la llegada del arte abstracto). Estos son: La antigua Grecia; la invención de la perspectiva y el advenimiento de Constable. Es sin duda alguna en la antigua Grecia cuando la imagen adquirió mayor valor a nivel antropocéntrico. Los dioses nunca se habían parecido tanto a hombres y mujeres bellos, atléticos, con determinación y valor. La belleza en sus formas era la belleza de su justicia, de su imparcialidad, de su perfección. Por ello, no es de extrañar, que el máximo defensor de los trabajos del Partenón fuese Pericles, político y orador de la ciudad de Atenas. Él instó a Fidias a darle forma a los dioses que regían la Hélade. Dioses que nosotros tenemos el privilegio de contemplar desde una posición privilegiada. Desde las provinciales tanagras al Zeus Olímpico, cada representación ha sido venerada por generaciones y generaciones antes de llegar a nuestros ojos laicos.
Así es el arte, así es la historia, mucho más importante que nosotros, mucho más imprescindible. Hoy ha sido Fidias. Mañana será Hokusai. 2014. Feliz Año.
Uno debe sentir pena por aquellos que carecen del contacto con este patrimonio del pasado. Uno debe estar agradecido de poder escuchar a Mozart y contemplar un cuadro de Velázquez y debe estar apenado por aquellos que no pueden hacerlo. E. H. Gombrich.