«Una guía esclarecedora de los logros científicos y tecnológicos de la Edad Media a través de la vida de un monje astrónomo cruzado.»
¿Quieres saber lo que hemos aprendido al leer este libro? A lo largo de este libro hemos aprendido lo que debemos a los monjes y eruditos medievales [Pág. 333-334]
- Fue la Edad Media la que vio la traducción sistemática de obras clásicas y árabes y nos dio las universidades que se convirtieron en centros de su estudio.
- Fue durante la Edad Media cuando el intenso interés por la astronomía —y, sí, la astrología— hizo que la gente mirara al cielo comprobando predicciones, recopilando tablas y refinando teorías que, en última instancia, condujeron a la reorganización del universo.
- Fue durante la Edad Media cuando, para regular sus rutinas religiosas, los monjes diseñaron relojes mecánicos y desafiaron la ortodoxia calendárica.
- Fue durante la Edad Media cuando los cristianos adoptaron los números indoarábigos; cuando los europeos experimentaron con maravillosos medicamentos procedente de todo el mundo; cuando las teorías de la visión y la luz compitieron por explicar el entendimiento humano; cuando los alquimistas desarrollaron técnicas prácticas que aún se utilizan en la química contemporánea; cuando las matemáticas se inspiraron en el milagro de la transubstanciación.
- Fue durante la Edad Media cuando los europeos comenzaron a explorar los océanos, ayudados por las nuevas tecnologías de la cartografía y la brújula magnética.
- Además, fue durante la Edad Media cundo construyeron instrumentos complejos para modelizar su cosmos ordenado por Dios.
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Cuando Isaac Newton, el héroe de la revolución científica, escribió con falsa modestia que trabajaba «subido a hombros de gigantes», no solo tenía más razón de la que creía, sino que estaba haciendo uso de una metáfora medieval.
Pero lamentablemente suele creerse que la ciencia comenzó con el Renacimiento. En la década de los cincuenta del siglo pasado, al igual que hoy, la opinión general era que la expresión «ciencia medieval» era una contradicción en si misma. Incluso el gran divulgador científico Carl Sagan en su célebre obra Cosmos trazó una cronología jalonada por nombres y acontecimientos famosos de la historia de la ciencia. Tras un puñado de figuras antiguas como Pitágoras y Platón, marcó el «inicio de la «Edad Oscura»» alrededor del año 400 d.C., y, tras ella un gran espacio en blanco casi hasta el año 1500. «El milenio vació en mitad del diagrama» se lamentaba Sagan, «representa una lamentable oportunidad perdida para la especie humana». [Pág. 11-12]
Está claro que el famoso astrónomo nunca afirmó ser historiador.
«La realidad medieval nos habla de una Edad de las Luces
del interés científico y la investigación.»
Seb Falk, que es historiador de la ciencia de la Universidad de Cambridge, nos sumerge en la ciencia medieval llevándonos a un viaje siguiendo los pasos de un monje inglés del siglo XIV que también fue un astrónomo pionero. John de Westwyck que dejó pocos rastros tangibles de sí mismo (solo quedan unos pocos manuscritos, algunas anotaciones y alguna referencia ocasional en un documento), pero Falk imagina el mundo a través de sus ojos, rastreando su vida temprana en el pueblo de Westwick, en Hertfordshire, que pertenecía a la Abadía de St Albans. Revivimos su educación temprana en la escuela de la abadía y su probable paso por Oxford.
Después de su probable paso por la universidad, Westwyck regresó a la abadía de St Albans, donde lo encontramos en 1379, copiando dos manuscritos. Ambos eran tratados sobre el uso de instrumentos astronómicos escritos por Richard de Wallingford, un ex abad. Wallingford había inventado, a principios de siglo, “el reloj astronómico más avanzado del mundo”, que se encontraba sobre una plataforma elevada sobre la iglesia de la abadía. Era tan elaborado que todavía estaba incompleto cuando su diseñador murió en 1336. Wallingford era evidentemente un pensador talentoso en una institución poderosa.
Y esto toca un argumento clave del libro: «Hoy vemos la religión y la ciencia como algo reñido entre sí, pero los pensadores medievales no veían las cosas de la misma manera. Como señala Falk, para la gente medieval, el “estudio del mundo –es decir, todo el cosmos creado– era una ruta hacia la sabiduría moral y espiritual”. No había ninguna contradicción entre ser monje y científico».
Como dice el autor «este libro ha intentado contar la historia de la ciencia», y en esta historia la ciencia ‘española’ tiene mucho que contar: los monjes de Ripoll, Alfonso X el Sabio y sus tablas Alfonsíes. La ciencia en el reino de Aragón, y naturalmente san Isidoro de Sevilla, la Córdoba musulmana, el Toledo de las tres culturas y Colón.
«La luz de la Edad Media es una historia fundamental y apasionante que revoluciona nuestra forma de entender el pasado y descubre los ignorados logros de una ciencia medieval que sentó las bases de nuestro mundo moderno.»
El autor:
Seb Falk es investigador en el Girton College de la Universidad de Cambridge. Trabajó para la Administración Pública del Reino Unido y como profesor tras estudiar en Oxford. Realizó su máster y doctorado en Cambridge. Se especializa en la historia de la astronomía, la navegación y las matemáticas: teorías y tecnologías, desde sus orígenes antiguos hasta sus desarrollos modernos. Fue nombrado Pensador de la Nueva Generación por la BBC en 2016-17. Por cierto, habla español perfectamente.
La Luz de la Edad Media es su primer libro.
El libro:
La Luz de la Edad Media. La historia de la ciencia Medieval (título original: The Light Age, 2020 ha sido publicado por la Editorial Ático de los libros. Traducción de Claudia Casanova, 2024. Encuadernado en tapa dura con sobrecubierta, tiene 432 páginas.
Como complemento pongo un vídeo en inglés titulado Dr Seb Falk Interview – «The Light Ages» – Science in the Middle Ages.
Para saber más:
https://www.sebfalk.com/
https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_la_ciencia_en_la_Edad_Media