NUESTRA OPINIÓN....
La luz de mis días no es la novela que pensaba que era. No quiero decir con ello que no me haya gustado, simplemente que a veces vamos con una idea sobre una lectura y después nada tiene que ver con lo que esperábamos.
Marifé y Luisa son dos mujeres que a pesar de ser vecinas no han tenido mucho trato, para ser más exactos su contacto ha sido prácticamente nulo. Pero un día Luisa, gran aficionada a los culebrones de televisión, le empieza a contar a Marifé lo que ha sucedido en el capítulo de ese día cuando coinciden en el descansillo de la escalera, y a partir de ese día ésto se convertirá en algo cotidiano que saca a Marifé durante un rato de su rutina y su triste día a día.
A lo largo de los capítulos de la novela vamos a ir asistiendo en paralelo, a los acontecimientos que van sucediendo cada día en los capítulos del culebrón y a la vida solitaria de estas dos mujeres para las que esos momentos que comparten son el único aliciente del día que hace que se olviden de lo cotidiano de sus vidas diarias.
Dos mujeres que viven en soledad y de esta forma tratan de vencerla, ya que aunque Marifé no esté sola es como si lo estuviera. Lleva años separada de su marido, vive con un hermano enfermo y minusválido, muy egoísta y que no la trata nada bien, que la tiene sujeta a una estricta rutina y su hijo, siempre ocupado, parece que nunca tiene tiempo para ella.
Un culebrón que en cierto modo les proporciona una vida paralela que le da emoción a la suya y que en algunos momentos se equiparará su vida real y que en un momento dado, ante los acontecimientos que irrumpen en la vida de Marifé, les da alas para tomar la decisión de tomar las riendas y enfrentarse a lo que parece va a terminar de hundir su vida.
De manera sencilla y sin artificios, con dos tramas que en principio se diferencian perfectamente y que se irán solapando hasta convertirse en una, con unos personajes que transmiten más de lo que a simple vista pueda parecernos y a los que a través de sus palabras, diálogos y silencios nos será fácil reconocer, Alejandro Melero con una prosa elegante y llena de sensibilidad nos cuenta una historia cotidiana, sin grandes sobresaltos que pone de manifiesto lo mucho que en común pueden tener realidad y ficción.
Una lectura que me ha durado en las manos un par de días y a la que solo le pondría un "pero" y es que para mi gusto le falta un poco de nervio, de fuerza, pero puede esto sea una apreciación totalmente personal.
FICHA DEL LIBROFRAGMENTO