Nos están breando, castigando impunemente y sin anestesia. Y es que no sé hasta que punto vamos a aguantar. Pero se ve que somos carne de horca y fieles seguidores del estoicismo. Masocas puros. Si no, no hay quien lo entienda.
En los últimos cinco años la luz ha subido más del 60%, un poco menos el gas, y el butano, en los últimos tres años ha aumentado casi el 60%. ¡Hay quién dé más!
Mañana cuando nos levantemos tanto la electricidad, como el gas natural y el butano habrán subido el 4%, el 2,3% y el 5,9%, respectivamente. Por cierto, en el caso de la luz, ésta es la segunda subida de este año --y se habla de otra en octubre—, y en el caso del gas y del butano es la tercera.
Por si era poco el aumento del paro, la bajada de salarios y pensiones, los recortes en sanidad, educación y servicios sociales, ahora lo redondean con la subida de los productos energéticos.
El mismo ministro que es incapaz de sentarse a hablar con los mineros y llegar a un acuerdo, ese mismo que está dejando morir comarcas enteras dedicadas a la minería, por otro lado, se dedica a consentir subidas abusivas de las energías básicas.
Mientras que en Francia, por ejemplo, se sube el salario mínimo a 1425 euros y en España estamos estancados en los 641, la energía casera que se consume en Francia es algo más barata que la que consumimos en España.
No es posible, ya lo venimos diciendo muchos desde hace años, hacer de ciertos productos un negocio. La energía es un producto primario que debe ser canalizado y explotado por el sector público. Los aumentos de precio de estos productos no deben, en ningún caso, superar el IPC, y en este país lo estamos multiplicando por cinco.
No es posible mantener esta esclavitud a la que nos tienen sometidos estas empresas. Hay que volver a que las empresas energéticas sean públicas. Dejar en manos privadas, con un gobierno débil que cede a las pretensiones de estos explotadores, el precio de la luz o el gas es un delito contra la ciudadanía.
Está mal que suban otros productos, pero hay algunos que tienen que controlarse desde el Estado. La producción y distribución del agua –por cierto, en Madrid, en fase de privatización—, la luz y el gas tienen que estar en manos públicas. Por lo tanto, no consintamos lo que está ocurriendo. Un gobierno decente haría una expropiación forzosa por práctica abusiva al aumentar constantemente los precios, y que volvieran al Estado estos bienes primarios.
Si no se hace así –y me temo lo peor, son cómplices—, nos veremos abocados a estar pendientes de lo que estos lobbies sin escrúpulos, en concordancia con el gobierno, están dispuestos a imponernos a la fuerza: aumentos constantes de precios para saciar sus ansias de ganancias.
Y es que hay que ayudar a las pobres multinacionales, puesto que sus resultados son ‘malísimos’ ya que en 2011, Iberdrola obtuvo ‘sólo’ 2805 millones de euros, Endesa 2212 millones y Gas Natural 1325 millones. ¡Pobrecillos! dan ganas de abrir una colecta en pro de este desgraciado lobby, que apenas gana para mantenerse.
Salud y República