Revista Comunicación
Esto me esta resultando más difícil que lo esperado, hablar en primera persona sobre los acontecimientos cotidianos sin resguardarme en otro personaje, es complicado. Además tengo por norma respetar (al menos así me esfuerzo) la manera clara de redactar sin utilizar recursos de mi acostumbrada forma de escribir. Claves, frases sin terminar, analogías y hasta palabras que son poco usuales en el español.
¿A qué se debe tal forma de escribir? Es algo que he pensado sin tanta preocupación, muchas veces simplemente dejo fluir lo que viene a la mente con respecto a un tema, y ahí tengo un resultado que como bien saben los que me han leído, dona una incomprensión, que apenas preguntando se llega a medio entender a lo que me refiero en realidad. Es como una luz opaca que aparece en cada uno de mis escritos o una humedad completa que aparece en un espejo del lugar que se llena de vapor.
Habrá que limpiar para ver claro, y el trasfondo resulta ser la imagen de quién le interpreto.
Ya, hoy la plática viene de esperanza en el porvenir, en blandir los francos para enfrentar con fortaleza y en pedir en rezos y con toda humildad posible una sanación, un milagro y la ocasión, de responder a la altura...Tal como lo quiere Dios.
Debo olvidarme de la luz opaca de mis escritos, y volverles claros y directos. Como debería ser cualquier redacción, es un esfuerzo diario y por ello atrayente para mi.