Fotografías Antonio Andrés
Desde Veracruz a la Cartuja. La luz que atraviesa las cosas también deja, tarde o temprano, una sombra al otro lado. La misma sombra que se hace precisa para que la luz vuelva a aparecer. Las felicidades un día se convierten en felicidades perdidas y en la fragilidad de esos penares vuelven a renacer las nuevas luces. Mucho de esto se vislumbra en el cantar de la mexicana Silvana Estrada, a quien Momentos Alhambra invitó a venir hasta Sevilla para ofrecer un concierto dentro de la gira española que le ocupa este verano.
De sus melancolías de niña vieja y los desamores profundos que afloran en sus canciones se desprende una madurez asombrosa en esta joven de veinticuatro años. Sin un disco aún en la calle, a la espera próxima de que se publique Marchita, ya ha dejado atónito al público de todo el mundo hispano y contaba en Sevilla con un buen grupo de seguidores. Con su cuatro venezolano y en formato de trío que completaba con teclados (Roberto Verástegui) y batería (Alejandro Lozano), inundó con su poesía esta cálida noche de julio.
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La voz de rayito de luna llena de Silvana canta las amarguras menos amargas. Una voz que brota de las raíces de la tradición mexicana y que se actualizan en las vivencias de una mujer del siglo XXI. Una voz poderosa que suena tan fresca como añeja, mezcla de son jarocho y la travesía del folklore sudamericano con los melismas del jazz flotando en el aire. Hay a quien su talento y su carácter le recuerda a Chavela Vargas, Mercedes Sosa, Violeta Parra, Ella Fitzgerald o Billie Holiday. Pero Silvana tiene en su dulzura una personalidad indómita que la hace única y especial.
De su cancionero íntimo y profundo apenas conocemos canciones como Te guardo, Sabré olvidar, la cumbia Tenías que ser tú o Para siempre, que fueron todas cantadas en unísono por sus seguidores. Pero canciones inéditas que pronto se publicarán, como Marchita, La corriente o Mi casa, hacen presagiar un disco a la altura de las expectativas generadas por la cantautora veracruzana.
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También sonaron versiones de Amor Eterno de Juan Gabriel y de La llorona. Así como un emocionante himno nacido del miedo y del coraje que Silvana cantó frente a frente a una chica del público, Si me matan: en México mueren al día doce mujeres a manos de sus parejas o de asesinos y casi ninguno acaba en la cárcel. Apenas se investiga el cinco por ciento de los feminicidios.
La grandeza de Silvana es apabullante y su capacidad para emocionar infinita. La belleza de sus canciones augura que estamos ante una de las grandes artistas de los próximos años, un clavel a punto de estallar que cubrió de luz Sevilla con sus hermosas canciones tristes.
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