Uno de los personajes más conocidos de la literatura infantil es sin duda alguna Heidi. La pequeña niña alegre que vive con su abuelo en los bosques suizos tuvo una gran repercusión entre los lectores de su tiempo y su autora llegó a huir de tanta popularidad. Heidi refleja parte de la vida de su autora, Johanna Spyri, una mujer nacida en las montañas de Suiza que sufrió la añoranza de su pueblo cuando tuvo que trasladarse a vivir lejos de su hogar. Johanna encontró en la escritura una vocación tardía, que nació como una acción solidaria y terminó convirtiéndose en el refugio a sus desgracias vitales.
Johanna Louise Heusser nació el 12 de junio en una pequeña aldea de los Alpes llamada Hirzel. Fue la cuarta de los seis hijos del médico local Johann Heusser y la poetisa Meta Sebweizer. Después de formarse en la escuela de Hirzel, cuando tenía catorce años, fue enviada a estudiar a Zúrich donde se instaló en casa de un familiar.
Dos años más tarde se trasladó a un internado de la localidad de Yverdon, en el cantón francés de Suiza. Una vez licenciada, regresó a su hogar donde ayudó a su madre en la educación de sus hermanos pequeños.


1884 fue un año terrible para Johanna. En un breve periodo de tiempo su hijo y su marido fallecían dejándola sola a los cincuenta y siete años de edad. Johanna dejó su casa familiar y se trasladó a vivir a una más céntrica en la ciudad de Zúrich donde acogió a una sobrina suya. Intentó paliar su profunda tristeza volcándose en obras de caridad e imaginando historias infantiles para su sobrina como ya hiciera con su amado hijo.
Las historias de Johanna Spyri tuvieron tanto éxito que ella misma se sintió agobiada de tanta fama e intentaba por todos los medios evitar hablar con los críticos y sus ávidos lectores. El 7 de julio de 1901 fallecía en Zúrich. Heidi la haría inmortal.
