Revista En Femenino
Frances o Fanny Burney está considerada como una de las novelistas pioneras en este género. Tuvo un gran éxito en vida, consiguiendo que sus obras fueran reconocidas por la crítica y el público y ganando lo suficiente para tener una independencia económica nada común en el tiempo en el que vivió. Sin embargo, a su muerte, las novelas y comedias quedaron olvidadas en favor de sus Diarios, considerados por los expertos como una valiosísima fuente documental de la sociedad del siglo XVIII. Pero la obra de Fanny empieza a volver a recuperar su reconocimiento largamente olvidado, no en vano, sus novelas satíricas con el mundo de la mujer de su tiempo como hilo argumental, fueron una importante fuente de inspiración para otra gran novelista, Jane Austen.
Escritora contra todo pronóstico
Frances Burney nació el 13 de junio de 1752 en King's Lynn, Inglaterra. Su padre, Charles Burney, era compositor e historiador de la música muy reconocido en su tiempo. Su madre, Esther Sleepe falleció en 1762, cuando la pequeña Fanny tenía solamente diez años, hecho que la marcaría para toda la vida. Fanny era la tercera de seis hermanos. Dos años antes la familia Burney se había trasladado a vivir a Londres donde la reputación de Charles como músico y compositor le acercó a los círculos culturales más reputados.
Fanny no tuvo acceso a una educación formal. Mientras sus dos hermanas Esther y Susanna marcharon a París a estudiar, Fanny tuvo que conformarse con aprender por sí sola. A pesar de que con ocho años aun no sabía escribir, con diez, consiguió aprender de la mano de los autores que descansaban en la amplia biblioteca de su padre.
Su vida personal en aquellos años no fue nada fácil para Fanny. Pocos años después de quedarse viudo, su padre se volvía a casar con Elizabeth Allen, una dama viuda con tres hijos. Cuando la pareja y los hijos que cada uno tenía se unió para vivir como una gran familia, la situación no fue nada fácil y el carácter agrio y hostil de su nueva madrastra no ayudó. Fanny y sus hermanos hicieron entonces una piña y se unieron aún más.
En aquella situación, Fanny, animada en parte por un amigo de la familia, el literato Samuel Crisp, empezó a escribir un diario personal. Su primera entrada, el 27 de marzo de 1768, estaba dirigida a "Miss nadie". Aquellos textos tan personales, reflejarían sus sentimientos más profundos y las impresiones sobre el mundo que la rodeaba a lo largo de setenta y dos años convirtiéndose en una fuente histórica de su tiempo.
Sus sarcásticas e influyentes novelas
Fanny nunca fue considerada como una niña inteligente por su padre, quien por esta razón no creyó rentable enviarla a estudiar junto a sus hermanas. Posiblemente la sorpresa fue mayúscula cuando en 1778 se publicaba la primera novela de su hija. Evelina fue publicada primero de manera anónima y Fanny ganó solamente 20 guineas por ella. El texto fue un éxito desde el primer momento por su visión cómica y sarcástica de la sociedad inglesa de su tiempo. Que una mujer publicara una novela y además fuera considerada un buen texto era algo impensable en su tiempo. Cuando Charles Burney descubrió que era la mano de su hija la que estaba detrás de Evelina, mostró su rechazo a la inquietud literaria de su hija. Opinión que mudó cuando vio que el talento escondido de Fanny era aplaudido por la crítica y el público.
Empezaba entonces una carrera literaria de éxitos con cuatro novelas, ocho obras de teatro, una biografía y varios volúmenes de sus diarios. Una obra que influyó a otros escritores. Jane Austen fue una de sus más fieles seguidoras y se inspiró en el talento de Fanny para escribir sus propias historias.
La vestidora de la reina
Convertida en una novelista de éxito, su fama llegó hasta el mismísimo palacio real, de la mano de Mary Granville Delany, una dama muy influyente en los círculos literarios y cercana a la corte. Así, en 1785, Fanny pasaba a formar parte de la corte del rey Jorge III y la reina Carlota como "Second Keeper of the Robes", algo así como la segunda vestidora de la reina. A pesar de recibir unos importantes ingresos económicos, se cumplió el mayor miedo de Fanny, tener muy poco tiempo para continuar escribiendo.
Su estancia en la corte terminó cuando se dio cuenta de que, a pesar de no haber dejado de escribir, no podía dedicarse de lleno a su gran pasión. Esto, unido a una mala relación con su superior y a una decepción amorosa, la hicieron volver a su mundo, al lado de su padre, quien entonces estaba muy enfermo, en Chelsea. Aun así, Fanny mantuvo una importante renta y continuó una amplia relación epistolar con las princesas reales.
La defensora de la revolución
Fanny Burney continuaba con su vida como escritora cuando estalló la Revolución Francesa al otro lado del canal de la Mancha. Fanny apoyaba la revolución junto a un grupo de literatos ingleses que se volcaron en ayudar a los emigrados que huían de Francia. Entre ellos se encontraba un oficial de artillería que había luchado al lado de Lafayette. Aquel general llamado Alexandre D'Arblay empezó una relación sentimental con Fanny a pesar del rechazo de su padre quien no veía con buenos ojos a su futuro yerno, emigrante y con escaso poder adquisitivo. Fanny se casó el 28 de julio de 1793. Un año después, nacería su primer y único hijo.
De París a su retiro en Bath
La publicación de la novela Camilla, en 1796 fue de gran ayuda para la economía de la familia de la nueva Madame D'Arblay. Poco tiempo después, en 1801, su marido conseguía un puesto al servicio del nuevo soberano de Francia, Napoleón Bonaparte. Un año más tarde Fanny y su hijo se trasladaban a vivir a París pensando que su estancia sería breve. Pero la guerra entre Francia e Inglaterra que estalló en aquel tiempo les obligó a permanecer en su país de adopción diez años.
Fue en París donde Fanny sufrió un tumor en el pecho que le fue extirpado. Su dramática experiencia al sufrir una mastectomía fue relatada con detalle en su diario.
En 1812 la familia D'Arnay volvía a Inglaterra donde se instalaron de manera definitiva en Bath. Fanny Burney sobrevivió a su padre, a su esposo, a su hijo y a su amada hermana Charlotte. Los últimos años de su vida los pasó retirada en Bath recibiendo la visita de sus sobrinos y de sus admiradores.
Fanny Burney fallecía el 6 de enero de 1840. Su cuerpo descansa al lado de su esposo y su hijo en el cementerio Walcot de Bath.