Por J.M. del Río (Colaborador de la Santamambisa)
Los mandamases del imperio decidieron lanzar en Afganistán, la más grande de las bombas no nucleares disponibles en su destructivo arsenal. Es primera vez que se usa en una acción militar este engendro de 10 toneladas, conocido como “la madre de todas las bombas”. Pocos días antes habían ordenado disparar unos 50 misiles, desde una base naval en el mar Mediterráneo, contra una base de las Fuerzas aéreas sirias. Conjuntamente con ese alarde de fuerza, en nuestra región continúan utilizando otra variedad de bomba, nada silenciosa por cierto; que produce otro tipo de sonido. Se trata del barullo que origina aquel que pretende no hacer ruido.
Si en Afganistán lanzaron “la madre de todas las bombas”, en la América nuestra han utilizado a un “besalospiés”, como llamó nuestro Martí «a los “norteamericanizados”, que mandan a hacer su pensamiento, como sus levitas, (…) en este caso al “norte revuelto y brutal que los desprecia”»; quien “se ha estado conduciendo sin respeto ni medida, hasta el punto de perder la mesura y la dignidad”, lo que equivale a decir que se ha “desmadrado” o como los ríos en plena tormenta: “se salió de madre”.
Es decir que aquí lo que han disparado es “el desmadre de todas las bombas”. El detonador lo porta Mr. Almagro, que en su función de “cachorro del imperio”, anda dando vueltas por la zona, conduciéndose “sin respeto ni medida”, utilizando un “exceso desmesurado de palabras y de acciones”, o mejor dicho de patrañas, tergiversaciones y acciones malintencionadas, según lo que indica amo.
En su periplo “fuera de madre” se llegó al Sur de la Florida. Visitó “el otro Miami”, no el de los emigrados cubanos que abogan por una normalización de relaciones entre los EE.UU y Cuba, para poder reencontrarse con su familia, con sus amistades y con su país, sin temor a represalias de la minoría que integra ese “otro Miami”. Allí fue servil a cumplir su función de “besalospiés” y uno de esos alcaldes que dejó de ser cubano hace mucho tiempo, le otorgó la llave de su municipalidad y le pidió que continuara con su “actividad purificadora en beneficio de la libertad y la democracia en América Latina” y le exigió que no se olvidara de los “sojuzgados cubanos”. No puedo precisar si el intercambio fue en español o en el idioma de los jefes. Seguramente alguien les sugirió que por razones de cortesía con los que pagan debían hablar en inglés todo el tiempo.
¿Habría que decir algo más? Quizás aquello de que Cuba es “harina de otro costal” (no olvidar Girón), que en Venezuela hay un pueblo que “no come miedo” (no olvidar abril del 2002), que en el Ecuador, en las últimas elecciones, “le quemaron el hocico al cachorro huevero del imperio”, que ya el indio sabio ha recuperado su salud sin haber dejado el combate, que la Nicaragua de los sandinistas no se asusta con su “Nica Act”, y que en otros países del área los pueblos se movilizan para quitarle las botas al gigante de las siete leguas y con eso anular a sus siervos y lacayos que andan de correveidiles cumpliendo sus sucios encargos.
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