La dama corsa
María Leticia Ramolino nació en Ajaccio, Córcega, el 24 de agosto de 1750. Leticia era la hija pequeña de Giovanni Geronimo Ramolino y Angela Maria Pietrasanta, ambos pertenecientes a la nobleza de la isla. Cuando su padre falleció siendo ella una niña de cinco años, su madre volvió a casarse con un capitán llamado François Fesch. Leticia fue educada siguiendo las estrictas normas de la alta sociedad de su tiempo preparándose para ser una dama refinada, piadosa y perfecta ama de casa. Pero la joven y hermosa Leticia siempre se interesó por la vida política de Córcega. En 1764, cuando Leticia tenía apenas catorce años siguió los mandatos de su familia y se casó con Carlos Bonaparte el 2 de junio de aquel año. Carlos era un abogado de buena familia cuatro años mayor que ella con quien, a pesar de haberse visto obligada a casarse, mantuvo una relación muy buena. De los trece hijos que tuvieron, ocho consiguieron llegar a la edad adulta y muchos de ellos se convirtieron en reyes, duques y, uno, emperador. Precisamente cuando Leticia estaba embarazada del futuro Napoleón Bonaparte, las tropas francesas, bajo las órdenes de Luis XV, invadían Córcega con el fin de anexionarla. A pesar de su estado, Leticia no abandonó a su marido quien viajó por toda la isla en busca de apoyos a la causa corsa. Los sueños se desvanecían con la victoria francesa en la revuelta de Ponte-Novo. En aquella Córcega francesa, Carlo Bonaparte se vio obligado a dejar sus actividades políticas. Los Bonaparte vivieron desde entonces en sus propiedades alejados de la vida pública. Fue en aquel tiempo cuando Leticia podría haber tenido una relación amorosa extramatrimonial con un amigo de su marido, el Conde de Marbeuf. En 1785 fallecía Carlo Bonaparte y dejaba a la joven Leticia de treinta y cinco años, viuda y al cargo de una amplia prole. Fue gracias a su determinante austeridad y a la ayuda económica de sus hijos mayores, que Leticia pudo mantener sus propiedades. La dama francesa Cuando en 1789 estallaba la revolución francesa, Leticia no pudo evitar que sus hijos se implicaran en el destino de Francia arrastrándola a ella misma a una vida lejos de su Córcega natal. Durante la revolución, Napoleón se había posicionado del lado jacobista y se había enfrentado abiertamente a los nacionalistas liderados por Pasquale Paoli, un enfrentamiento que le obligó a él y a su familia a exiliarse a Francia en 1793. Napoleón se cobraría la revancha cuando su rápido ascenso en el París revolucionario le permitió derrotar a los corsos enemigos de sus ideales. Convertido en un hombre rico y poderoso, Napoleón no se olvidó de su madre a quien le permitió vivir lujosamente además de poder retornar temporalmente a su hogar en Ajaccio.
Cuando en 1796 Napoleón se encontraba en un momento exitoso de su carrera militar, contrajo matrimonio con una viuda francesa llamada Josefina de Beauharnais. Aquel matrimonio fue razón suficiente para alejar a Napoleón de su madre, quien nunca aceptó aquella relación mostrando su disconformidad abiertamente, desde el mismo momento de hacerse pública su relación hasta la muerte de Josefina.