Hubo un tiempo en que las TIC y lo digital eran jóvenes, un sueño, una promesa...
Pero la tecnología ha crecido y ha madurado.
Disponer de banda ancha ya es casi servicio universal, Internet es ubicuo, los smartphones y el Internet móvil están en manos incluso de los niños, la inteligencia artificial es casi un juego en nuestros escritorios, el CRM está en explotación en todas las grandes empresas, el comercio electrónico es ya una floreciente realidad tanto B2C como B2B...
La tecnología ya forma parte de nuestras vidas y de las empresas y los negocios.
Francis Pisani cita a en su libro 'Creadores de futuro' a Dave Winer quien afirma:
El sector de la tecnología tiene que cambiar, adaptarse al hecho de que ya no se trata de una industria de startups. Nuestros productos se utilizan en todas partes. Son las infraestructuras, la cultura, una parte de nuestras vidas profesionales y familiares, de nuestras vidas intelectuales, financieras y emocionales.
Hemos crecido, las tecnologías han crecido, se han establecido...
Quizá debamos cambiar la gestión de ciertas tecnologías. Quizá debamos separar el 'business-as-usual' tecnológico, de las mejoras incrementales y de la disrupción.
¿Nos hemos hecho mayores? ¿Se han acabado los sueños?
Nada de eso.
Las tecnologías siguen evolucionando, siguen abriendo un mundo de posibilidades.
¿Qué nos pueden traer consigo los nuevos desarrollos en inteligencia artificial, en deep learning y robótica? ¿Qué nuevos servicios pueden surgir con Internet de las cosas? ¿Y qué esperar de los wearables? ¿Qué logros no podrán conseguir la nanotecnología o la neurociencia? ¿Y qué hay de esa tecnología de la que aún no hemos ni oído hablar?
Hemos cambiado, si. Pero no hemos envejecido, sino que hemos evolucionado.
La omnipresencia de la tecnología, la naturalidad con que la incorporamos a nuestros negocios y nuestra vida no nos augura, para nada el fin de los sueños.
Todo lo contrario.
Lo que los éxitos de la tecnología nos demuestran, en el fondo, es que los sueños son posibles...