Revista América Latina

La mafia del transporte es el infierno rodante que arrolla

Publicado el 31 enero 2020 por Jmartoranoster

Esmeralda García Ramírez 

El peor daño que ha recibido Venezuela no es solo el bloqueo económico del imperio, sino la falta de sensibilidad humana de algunos sectores del país que hacen estragos contra el resistente pueblo bolivariano. A la falta de muchos productos de primera necesidad se suman los medios para trasladar a la población a sus lugares de trabajo o residencia; el incremento desmesurado, incontrolable y arbitrario del sector transporte en todo el territorio nacional, el negocio redondo existente para la adquisición de repuestos para las unidades, así como la obtención de la gasolina y/o gasoil, y la falta de ectivo. El parque automotor del servicio público ha retrocedido su asistencia a la población: las unidades están deterioradas, se accidentan constantemente y la atención a sus ciudadanos por parte de los profesionales del volante es agresiva. El poema de Aquiles Nazoa “El infierno rodante” se queda corto si lo comparamos con las penurias que padecen los venezolanos. En realidad no debe llamarse “servicio de transporte público” porque no lo es. Siempre ha sido aberrante su sistema operativo, su funcionabilidad es pésima, en general es ineficiente, anárquico e incontrolable. Al ministro de Transporte Terrestre se le escapó de las manos este problema que cada día hace estragos en la familia venezolana; mejor dicho, todos los ministros han sido ineficientes en el tema de la capacidad resolutiva que amerita el pueblo en este caso. La ciudad de Mérida puede ser un digno ejemplo de las políticas desacertadas que en materia de transporte ha dado el ministro y el Protector de Mérida —tal vez el defensor del estado Mérida tiene que seguir los lineamientos emanados desde Caracas, pero si no puede abogar por las necesidades de los merideños, el Poder Popular tendrá que actuar ante el irrespeto a nuestras desatenciones—.
La tarifa de los pasajes que se impone en Caracas es la misma para el resto del país. Esta modalidad es un grave error y hay que decírselo al ministro. Las rutas en la ciudad de Mérida son más cortas que en Caracas o en Maracaibo; los merideños como los demás ciudadanos del país no soportan sobre sus cargas tanta fuga de dinero de su salario por la vía del mal llamado transporte público, ni los bonos logran cubrir tan semejante locura. Las mafias del transporte conquistaron al tren ministerial; mientras el Estado venezolano les provee de equipos y repuestos para sus vehículos, generando más corrupción, pues para nadie es un secreto que los cauchos, baterías, entre otros suministros son revendidos, o llevan a operar las unidades fuera del país. Ahora existe otro modus operandi: cargan la unidad de combustible para luego revenderla en dólares, paralizan el trabajo original porque esto es más rentable, situación ésta que agudiza el problema del transporte en la ciudad. Esta decisión de fijar las tarifas desde Caracas debe ser reconsiderada, para ello están los alcaldes de este país para que fijen los precios de los mismos en Asamblea de Ciudadanos, con las partes involucradas. Es el pueblo merideño que conoce mejor sus rutas, no el ministro. ¿Sabrá el ministro de TT y el Protector de Mérida que las líneas de rutas extraurbanas (buses o expresos que van desde Mérida a Caracas, Maracay, Valencia, Barquisimeto, entre otras ciudades), no hacen esta ruta debido a que los dueños de estas empresas manifiestan que esto le genera mucho gasto? Estas rutas solo salen desde la ciudad de El Vigía, y de Caracas acá solo llegan hasta El Vigía. Esto obliga a los pasajeros merideños a trasladarse en buses tipo Encava, o ir hasta esta ciudad. El sistema de pago en estas unidades se realiza 50% en efectivo y 50% mediante punto de venta; claro también existe la modalidad de pagar en dólares, o si lo prefieres puedes llevar el equivalente del monto en productos alimenticios. Las unidades salen cuando se les da la gana, no tienen un día establecido, como tampoco lo tienen los precios de las distintas rutas.

Supongo que estar en este medio debe ser muy rentable, genera muy buenos dividendos. Parece ser que esta gallina de los huevos de oro que enloqueció a Diego Arria cuando estafó a la nación con los autobuses Leilan sigue dando mucho, solo que ahora se ha radicalizado su poder económico en la capital. Este perverso suplicio que atravesamos es la mafia del transporte, es el infierno rodante que arrolla a los venezolanos sin piedad humana. Es el propio capitalismo salvaje que nos vulnera, que se confabula con los dueños de las empresas del transporte para generar caos en estas condiciones de guerra no convencional que nos impusieron. Este mal llamado transporte público es un problema que agrava la situación del país, por sus condiciones de vunerabilidad es un problema de seguridad de Estado en el país, ya que en este campo de batalla hay ladrones compulsivos que roban al pueblo y empresarios que aumentan su fortuna de manera desproporcionada, y lo más grave es que no hay control de ningún tipo. Es imperativo que el Estado obligue a las líneas privadas a que se sensibilicen con las necesidades de los pasajeros y no a la plusvalía de los dueños de sus unidades de transporte. Si el Estado le provee de equipos y repuestos lo menos que deben hacer es estar al servicio del pueblo, se debe obligar a que trabajen con tarifas mucho más módicas, el que no cumpla con la misma le sería expropiada su unidad y entregada a un miembro de la comunidad para que preste un servicio para el pueblo. Los buses Yutong que se entregaron en la ciduad de Mérida producto de la quema de sus unidades, deben cobrar las rutas más económicas y estas unidades deben ser controlados por el Estado no por las mafias del transporte. Con los convenios comerciales entre China y Venezuela se pudieran recuperar las flotas de unidades que se encuentran abandonadas e inoperativas, entre otras cosas por falta de mantenimiento. En manos del gobierno está direccionar este grave problema de seguridad social: el mal llamado servicio de transporte público, debe ser verdaderamente Público, manejado y controlado por el Estado bajo la premisa de la eficiencia, garantizando el mayor bienestar en movilidad y operatividad, respetando al ser humano y al ambiente natural. Es hora de brindar un Servicio Público a los venezolanos, dando el mejor de los viajes en Venezuela, en cada parada, con el confort que nos merecemos. La oportunidad de hacer los cambios es hoy, de ir edificando al hombre nuevo es todos los días, de darle el mayor bienestar posible es siempre.

 

Licenciada en Administración
 [email protected] Esmeralda García Ramírez

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