Al menos, esa es su definición en la actualidad, pero su origen puede estar en la palabra griega “Mageia”, traducida como cualidad de lo sobrenatural o en la palabra derivada del sanscrito “Maga” (Ilusión).
Desde que existen pequeñas sociedades de seres humanos en el mundo, siempre han tenido entre sus filas un hechicero, un chamán o una especie de brujo capaz de sanarles, de profetizar el futuro y de hacer las propias veces de sabio de las tribus, pues el resto creían en su palabra al 100%.
Hoy en día los magos simplemente son ilusionistas que, aun sabiendo que hay un truco detrás nos hacen preguntar en todo momento cómo lo habrán hecho. Quizás hemos perdido por el camino la fe en ellos y la magia tal y como la entendían nuestros antepasados se ha quedado en los libros, juegos de rol y las películas de ciencia ficción inspirados en otros tiempos u otros mundos.
Sea como fuere, durante bastantes siglos ha sido fuente de inspiración y fe de mucha gente para poder salir adelante en los peores momentos, seguramente sólo el hecho de creerse bendecidos por las palabras del brujo de la tribu haya hecho que ganaran batallas imposibles o tuvieran ciertos empujoncitos en su vida que no se hubieran dado sin consultarles previamente.
También sin la existencia de esa gente, no hubiéramos avanzado tanto en medicina, conociendo muchos de los remedios naturales para sanarnos de nuestras lesiones o enfermedades. Así que, fueran ciertos o no sus poderes, su función dentro de la sociedad fue muy importante.
1. EL ORIGEN DE LOS HECHICEROS
El hechicero es un hombre al que se le atribuye la capacidad de la realidad o la percepción colectiva de ésta de maneras que no responden a una lógica causal, lo que se puede expresar finalmente, por ejemplo, en la facultad de curar, de comunicarse con los espíritus o dioses y de presentar habilidades visionarias y adivinatorias
Estos poseían diferentes funciones dentro de la tribu desde sacerdote, chaman, curandero, médicos o magos, siendo capaces de indicar a la tribu donde podían encontrar caza ese día o incluso alterar los factores climáticos según la convenía a los habitantes del poblado.
Gracias a su figura podemos tener hoy en día sacerdotes, médicos, jueces, ministros de asuntos exteriores y de defensa y una larga lista de cargos que, de alguna manera nacieron desde sus conocimientos y poder en la toma de decisiones.
Desde milenios antes de Cristo, había claras dos figuras dentro de un poblado, la del jefe o líder y la del hechicero, e incluso el primero era dado a preguntar al segundo sobre diferentes cuestiones que atañían a la tribu, quedando en duda cuál de los dos en realidad tenía más peso de palabra sobre el resto, al tener esta figura además del respeto, cierto miedo o temor de los pobladores.
Dentro de sus rutinas como médico, usaba dos vertientes muy diferentes que se catalogaron como magia blanca, la que servía para curar o sanar a las personas y la magia negra, capaz de hacerles enfermar e incluso morir si eran considerados enemigos o personas traicioneras o nocivas para sus asuntos. Gracias a sus conocimientos herbolarios, era capaz de encontrar las formas de sanar a la tribu de causas tan diferentes como dolores agudos, fiebre, hemorragias, vómitos, desmayos y diferentes contusiones y, cuando no podía hacerlo seguramente pondría de excusa alguna causa externa para que los familiares no vieran en su figura un fraude.
Pero la lógica nos hace ver que lo que el resto de la tribu veía como magia, simplemente eran conocimientos no compartidos que utilizaban como base de su poder: “Cuando un observador de los cielos babilonios escudriñaba el firmamento y hacía sus cálculos astronómicos, podía utilizarlos después para arrogarse la capacidad de producir eclipses”.
2. LA TRANSFORMACIÓN DE HECHICEROS A MAGOS
ZARATUSTRA
En la evolución de sus funciones estaban las de adivinos, astrólogos, nigromantes, expertos en conjuros e intérpretes de sueños. Pero en esta etapa, aunque se les tenía un gran respeto, la figura del jefe estaba ya muy por encima de ellos y si una de sus predicciones o augurios acababa de forma trágica, no dudaban en crucificarlos o torturarlos como a cualquier otro. Su principal trabajo era atraer fuerzas positivas a su pueblo, siendo sus funciones más místicas que otra cosa en contrapunto con las que tenían los hechiceros.
Esta figura ya está presente en textos religiosos, por ejemplo, en la Biblia podemos ver dos casos relacionados con esta clase de magos. En el Libro de los Números, Balaam es un mago contratado por el rey de los moabitas Balak para maldecir a los judíos que se habían asentado en sus tierras. Dios manda a uno de sus ángeles a parar la burra que transporta a Balaam hacia su propósito y, gracias a esa intervención divina, los judíos terminan siendo bendecidos en vez de maldecidos por el mago. El otro caso, es de todos conocido, los reyes magos de Oriente que visitan al recién nacido para ofrecerle sus respetos y dotarle de oro, incienso y mirra.
Llegamos entonces a la civilización egipcia, posiblemente la más mística y llena de misterio de todas. La importancia por tanto de la magia no fue en vano, los necesitaban como nexo de comunicación con sus dioses y sus funciones se centraban principalmente en la astrología como hilo conductor con las deidades y en sus artes de sanación.
También los nacimientos y los ritos mortuorios requerían de su dosis de magia para ser bendecidos por los dioses y llevarles ante ellos tras el fin de su vida.
Dentro de la cultura egipcia empezaron a nacer otro tipo de magos, especializados en elixires, piedras mágicas con signos cabalísticos que servían para cambiar el clima, hacer enamoramientos, salvarte de la muerte por envenenamiento y cosas por el estilo, poniéndose de moda gracias a ellos los amuletos.
Curiosamente los griegos, una cultura racional donde las haya, sucumbió a la idea de la magia heredada de los egipcios, importando a los magos, sanadores y adivinos. De Pitágoras, por ejemplo, creían que era capaz de estar en dos sitios a la vez (bilocación) o ser saludado por los ríos cuando los cruzaba y sus seguidores tenían fama de magos o brujos por los amplios conocimientos en diferentes materias y al escita Abaris nadie le había visto en la vida comer y beber y llegó a Grecia montado sobre una flecha.
Los romanos inventaron otro ser relacionado con la magia, las brujas a través del mito de Petronio descubriendo a Proselene vieja, calva y fea o el de la maga Erichto que vivía entre los muertos y Lucano la describía como: “Delgada, pálida, despeinada, sus pasos queman las semillas en la tierra y su aliento contamina la brisa”.
Los celtas nos trajeron la figura de los druidas, símbolos de autoridad espiritual e intelectual que conjugaban haciendo las funciones de sacerdotes, sabios, médicos y magos.
3. LA MAGIA EN LA EDAD MEDIA
La Edad Media trajo consigo, además de múltiples guerras derivadas de los dominios del territorio, una mezcla entre culturas de los pueblos germanos y celtas del norte de Europa, cristianos, judíos y musulmanes, además de la evolución de la cultura griega y romana. Si juntamos este compendio de razas y culturas y centramos el tema en magia, es normal que este tema fuera vasto y marcado desde diferentes perspectivas en esta época.También el arraigo del cristianismo en la mayor parte de Europa está relacionado con la magia, pues se construyeron iglesias en muchos templos antiguos de origen pagano, encontrando en ellos muchos escritos sobre su cultura, incluyendo en ellos este tema.
La magia y la religión tuvieron durante este periodo una relación estrecha, diferenciando entre lo que consideramos magia blanca (médica y protectora) y lo que consideraban magia negra, mayoritariamente todo lo derivado de cultos paganos, dándoles igual si lo que estos hacían pudiera ser considerado magia blanca.
R. Kieckhefer llegó a referirse a estos temas como: “la magia diabólica o nigromancia invoca a los espíritus demoníacos y reposa en una red de creencias y prácticas religiosas; mientras que la magia natural explota los poderes ocultos de la naturaleza”.
De ellos tomamos que los magos también eran personajes siniestros e impopulares como en los pueblos germánicos, que eran capaces de transformarse en animales como en las sagas nórdicas, que podían existir las hadas traídas de la cultura irlandesa y diferentes personajes mitológicos, pero a su vez eran todos enemigos de nuestros dioses y fueron considerados como diablos, siendo al final perseguidos en la siguiente Edad por la Santa Inquisición, haciéndose popular la quema de brujas, aunque la gente común hablaba de encantamientos, bendiciones, conjuros o curas, sin considerarlos mágicos.
De nuevo parafraseando a Kieckhefer: “En el siglo XVI en debates religiosos se define magia por la intención de una acción más que por el poder al que se invoca, la característica principal de la religión es que suplica a Dios o a los Dioses, mientras que la característica de la magia es que obliga a seres o fuerzas espirituales. Por ello se puede decir que la religión trata a los dioses como seres libres, y la magia intenta manipular a los espíritus. De esta perspectiva, la frontera entre magia y religión se hace difícil de precisar.”
4. LA IMPORTANCIA DE LAS MUJERES Y EL MALLEUS MALEFICARUM
No es hasta el siglo XV donde las mujeres empiezan a tener cierto protagonismo dentro de la magia, hasta entonces sólo había casi en exclusividad magos, pero Heinrich Kramer publicó en 1487 un libro de gran repercusión sobre este tema titulado "Malleus Maleficarum".Heinrich Kramer (también conocido en algunos documentos como Heinrich Institor) fue un religioso cristiano e inquisidor que se convirtió en la mano derecha del arzobispo de Salzburgo. Entre sus ideas dentro de la Santa Inquisición, estaba la de hacer un apartado especial para magos y brujas, incluyendo por primera vez a las mujeres en la magia, advirtiendo de ellas que "su debilidad espiritual y la propensión natural hacia el mal, las hacía peligrosas".
Sobre estas ideas escribe junto al teólogo suizo Jakob Sprenger el Malleus Maleficarum, el tratado más importante sobre brujería durante toda la Edad Media. Desde 1484, gracias a la bula papal Summis deriserantes affectibus de Inocencio VIII, donde por fin la iglesia reconocía la existencia de brujas derogando la anterior ley Canon Episcopi de 906, en la que se recogía que dicha figura no era real y se castigaba a quienes decían verlas, tenían vía libre para escribir semejante obra.
Lo primero con lo que nos vamos a topar es que la obra huele a misoginia por los cuatro costados, buscando perseguir a las mujeres por cualquier mínimo indicio o conjetura de brujería que, como podéis adivinar, podían ser perfectamente inventados y terminar con una ejecución directa o un juicio rápido donde su palabra no valía y si la del hombre que las condenaba.
El libro consta de tres partes: 1. Se centran en esta primera pate en dejar constancia que la brujería o hechicería existe, la cual está vista como el demonio y sus seguidores, hechiceros y brujas perpetran sus males con el permiso de nuestro dios todopoderoso. 2. Esta parte nos habla de las diferentes forma de brujería, centrándose en como las brujas pueden lanzar hechizos y como defenderse o prevenir estos, haciendo de nuevo énfasis en que estas mujeres han hecho un pacto con el diablo y que su existencia es un hecho. 3. Trata de enseñar a la gente como detectar, enjuiciar, sentenciar y destruir a las brujas, siendo la tortura y su ejecución los elementos más propicios para ello.
Si bien Kramer y Sprenger se lavan las manos advirtiendo de la necesidad de eliminar acusaciones maliciosas contra las mujeres, aunque da poder directo a que el testimonio de un grupo de hombres sirva para condenar directamente a una y acabar con su vida en ese mismo día sin pasar mucho tiempo desde su captura.
En favor de la Inquisición, como si alguien pudiera ponerse del lado de semejante cosa, decir que la caza de brujas por parte de ellos como tal fue ínfima en comparación con la purga realizada en los sectores rurales de motu propio con las indicaciones que se les había dado.
Si queréis saber más sobre el tema de brujas os recomiendo este post de nuestro blog: LAS BRUJAS A TRAVÉS DE LA HISTORIA
5. LA MAGIA DURANTE LA EDAD MODERNA
Además del gran problema que supuso la Inquisición, seguía habiendo cierto enfrentamiento entre la religión, que en este tema estaba unida a la ciencia fundamentándose en hechos meramente demostrables, y la magia siendo considerada como una pretensión de realizar cosas maravillosas en contra de las leyes naturales (brujería, hechicería, sortilegios, encantamientos, conjuros, búsqueda de tesoros, adivinación...).El principal temor desde el lado de la religión se basaba fundamentalmente en que la magia tuviera el poder de conocer y dominar el universo desde una vertiente diferente a la que habían puesto ellos a lo largo de los siglos.
Ese miedo a que la magia pueda erradicar la pobreza, el abandono, la soledad, la frustración sexual, las enfermedades o el temor a una muerte inevitable, ponen en jaque a la religión pues las personas pueden cambiar de bando si eso sucede y la fe eclesiástica quedaría muy tocada.
Además estamos en una etapa en la que los actos de magia, aunque siguen siendo perseguidos, no se pagan generalmente con la muerte desde el poder eclesiástico (aunque si lo hacen brutalmente de forma popular) y los juicios suelen ser mucho más justos, al menos siendo tratados con leyes vigentes y una figura que dictamina las gravedades dentro del asunto que les compete (obviando de nuevo las cazas de brujas y los jurados populares).
Resulta curioso como en zonas rurales, la magia estaba mucho más castigada (recordemos las muertes masivas por caza de brujas) y se celebraban mayor número de juicios del populacho para acabar conciertas personas cuyo único delito era no caer generalmente bien o ser diferentes al resto de la gente. Sin embargo, la magia en las grandes ciudades comenzó con el paso de los siglos a asentarse e incluso a constituirse diferentes oficios (adivinadores de futuro, creadores de sortilegios o pociones, mediums...) que se fueron ganando el respeto y la aceptación.
6. CAUTIO CRIMINALIS, EL LIBRO QUE DEMOSTRABA LA REALIDAD
La caza del populacho amparándose en la gracia de dios y llegando a los límites exagerados donde no quiso llegar la propia Santa Inquisición en ambos lados del charco, se puede ver en el libro "Cautio Criminalis" (Precauciones para los acusadores, 1631) escrito por el jesuita alemán Friedrich Spee von Lagenfeld.Pese a pertenecer al clero, y por ende debiera ir en contra de la brujería y la magia, este escritor quiso reflejar las barbaridades que se estaban dando a lo largo del mundo dando muerte a miles de personas inocentes.
También demuestra lo fácil que era acabar con una mujer, simplemente por el hecho de caerte mal por alguna cosa y encima quedar amparado por las leyes. A continuación dejo un extracto recopilando las mejores frases del libro:
“Todo el mundo clama para que los magistrados investiguen a las brujas… a quienes sólo el chisme popular ha hecho tan numerosas.”
“Los príncipes piden a los jueces que abran los procesos contra las brujas; los jueces apenas saben por dónde empezar ya que no tienen pruebas ni evidencias; le gente considera sospechoso este retraso; los príncipes se impacientan; hasta los sacerdotes aprueban lo que pueda complacer al príncipe; luego, el juicio se pone en marcha.”
“Si los desvaríos de un demente o algún rumor malicioso (porque no se necesita prueba del escándalo) señalan a una pobre mujer inofensiva, ella es la primera en sufrir.”
“La presunción de culpabilidad se basa en esta premisa: si la mujer ha llevado una vida mala o impropia, debe ser culpable. Si su vida ha sido buena, es igualmente culpable, porque las brujas siempre simulan ser virtuosas.”
“En consecuencia, se encarcela a la mujer. Se encuentra fundamento de acusación basándose en un segundo dilema: tiene miedo o no lo tiene. Si lo tiene, es una prueba segura: su conciencia la acusa. Si no muestra temor también es una prueba, porque es característico de las brujas simular inocencia y llevar la frente alta.”
“Todo aquel que le desee mal tiene la oportunidad de hacer contra ella las acusaciones que desee, y todo el mundo comparte y acepta las acusaciones, que presionan a los jueces. Así, se la conduce a la tortura hasta que confiese.”
“No se les permite tener abogado ni defensa, ya que la brujería es un delito tan excepcional que amerita suspender todas las normas legales de procedimiento. Y si alguien se queja o sale en defensa de la acusada… recibe el calificativo de ‘defensor de la brujería’. Así que, por las dudas, nadie se atreve…”
“Luego se le leen las acusaciones; aunque las niegue, no se le presta atención y ni siquiera se recogen sus respuestas. Al día siguiente se le lee el ‘decreto de tortura’.”
“Antes de la tortura se la registra en busca de amuletos, se la afeita y se le examinan hasta sus partes íntimas. Luego se la tortura para hacerle decir lo que ellos quieren escuchar. Si confiesa con el primer grado de tortura, dicen: ‘¡ha confesado sin tortura!'”.
“Luego es condenada a muerte sin escrúpulos. Si no confiesa, la tortura se repite, sin límite de duración, severidad o frecuencia.”
“Si durante la tortura la mujer contorsiona sus facciones con dolor, dicen que se ríe; si pierde el sentido, dicen que está bajo un hechizo aletargador. Y si eso ocurre, merece ser quemada viva. Si muere a causa de tanta tortura, dicen que el diablo le rompió el cuello. Si por alguna causa no muere bajo tortura y un juez especialmente escrupuloso no osa torturarla más, la encadenan hasta que se pudra, aunque pase un año entero.”
“La acusada no puede librarse nunca. Una vez arrestada, tiene que ser culpable, por medios justos o ilícitos.”
“Sacerdotes más comprensivos no pueden visitarla en la cárcel para evitar que le den consejo o que informen al príncipe de lo que ocurre. Lo más temible es que salga a la luz algo que demuestre la inocencia de la acusada. Las personas que intentan hacerlo reciben el nombre de ‘perturbadores’.”
“Cuando, bajo la tensión del dolor de la tortura, la mujer confiesa, ya no sólo no puede escapar sino que se ve obligada a acusar a otras que no conoce, cuyos nombre con frecuencia son puestos en su boca por sus mismos investigadores. Estas son obligadas a acusar a otras, y así sucesivamente. Todos, antes o después, son acusados falsamente y, tras la tortura, siempre terminan demostrando que los acusados son culpables.”
“Así, finalmente, los que al principio clamaban con mayor fuerza para alimentar a las llamas, se ven ellos mismos implicados, ya que finalmente les llega su turno. Así, el Cielo castiga justamente a los que con sus lenguas pestilentes crearon tantas brujas y enviaron a la hoguera a tantas inocentes…”
7. LA MAGIA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA
Pasados los siglos XV, XVI y XVII, más concretamente en el período entre 1450 y 1750, la magia dejó de estar tan perseguida por la iglesia además de no castigar tan severamente los cargos de herejía coincidiendo con los últimos coletazos de la Inquisición. Se calcula que entre 50 y 60.000 personas murieron a causa de este motivo.¿Quiere decir con esto que en la actualidad no hay Caza de brujas? No, simplemente pasó a ser un problema en otro continente en el que no nos fijamos tanto: África.
"En Tanzania, entre 1960 y 2000, alrededor de 40.000 personas fueron asesinadas, luego de ser acusadas de presunta brujería. La brujería no es un delito en Tanzania, según el Código Penal, pero a menudo son tribunales extrajudiciales los que deciden que determinadas personas deben ser asesinadas".Eso, simplemente enfocando el problema en el país donde más víctimas hay por este caso, habría que ver a nivel continente (sabemos por ejemplo que en el Congo los niños brujos son rechazados por sus familias, pero no cuántos de ellos acaban fallecidos por esta causa). Pero en solo 40 años ha habido una octava parte de muertes que en esos tres siglos en el resto del mundo, un problema preocupante que da fecha el 10 de agosto: Día Internacional contra la Caza de Brujas.En el resto del mundo la magia se ha contextualizado entre gente creyente y no con la magia, asentándose los trabajos de videntes, mediums o gente que hace o deshace sortilegios a cambio de dinero y dando consigo un amuleto de buena suerte o un brebaje milagroso.Por otra parte en espectáculos de teatro comienza a crecer la admiración por los espectáculos de prestidigitación e ilusionismo. Esto son habilidades motrices finas que utilizan los artistas para entretener o manipular de diferentes maneras: 1. Asociación con la magia de cerca (3 ó 4 metros del espectador), 2. Asociación con la magia en escena (en un escenario y enfrente de un público genérico), 3. Asociación con trampas en los juegos de azar (los popularmente conocidos como trileros), 4. Asociación con manipulación de cartas y 5. Asociación con lanzamientos de cartas (capaces de cortar con unas diferentes frutas y verduras o atinar una diana).Este tipo de espectáculos ya existían antes de la puesta en escena de Harry Houdini, del cual tenéis este post dedicado: HARRY HOUDINI: LA LEYENDA DEL ILUSIONISMO . Este ilusionista centrado principalmente en el escapismo, fue una gran altavoz y evolucionó directamente el mundo de la prestidigitación e ilusionismo, hasta tal punto de nombrar este tipo de espectáculos como magia.Desde finales del siglo XIX con sus espectáculos hasta la actualidad, es sin duda la "magia" que más consume el primer mundo, entendiéndose ésta como mero espectáculo visual y no facultades extraordinarias capaces de sanar, ver el futuro o hacer que el resto de tribus dependan de ti.Quizás el ser humano contemporáneo del primer mundo, haya declinado la balanza hacia lo científico y demostrable sin necesidad de derramar sangre contra los que piensen que la magia existe, al igual que las personas con un don, son capaces de llevarla a cabo.Ese tipo de magos, de alguna manera, han pasado a ser parte del papel escrito en mundos fantásticos con seres inimaginables e historias épicas, o del mundo cinematográfico donde cada vez es más frecuente ver a gente con superpoderes capaces de enfrentarse a los mayores retos del universo. Ese tipo de gente, al principio de nuestra historia, realmente existía para el resto del pueblo y eran admirados como salvadores.