Una vez visto lo principal, el tercer día, contando con que por la tarde volvemos a España, lo dedicaremos a comprar en el Gran Bazar o en las calles aledañas y si hay tiempo visitar lugares como la Mezquita de Beyazit, la Universidad de Estambul o la mezquita conocida como la Pequeña Santa Sofía.
Pero vamos a las compras. Antes de nada consejos sobre el regateo. Así es el proceso:
1. No empezar a regatear si realmente no estás interesado en el producto en cuestión.
2. Cuando el dependiente te diga un precio, haz una contraoferta de entre un 30 y un 40 % del mismo.
3. Después de que se ofenda y te ponga una cara que parezca que te está perdonando la vida, bajará su precio original al menos un 20%, diciéndote que el primer precio es para turistas americanos.
4. Mantente firme en tu primera oferta, ya habrá tiempo para que la rebaje. Dile que piensas gastarte eso y que no tienes más.
5. El comerciante empezará a alabar la calidad del producto y ante tu cabezonería te ofrecerá uno alternativo realmente feo, a lo que tú debes de seguir manteniéndote firme.
6. La oferta volverá a bajar, y cuando más o menos esté al 50 % del precio original que te dio ya depende de lo pesado que quieras ser. Puedes aceptar la oferta o regatear algo más. Incluso puedes amagar con irte de la tienda, a lo que el vendedor suele responder empezando a envolver tus cosas y accediendo a bajar el precio hasta acercarse a tu primera oferta.
7. Normalmente si coges algún producto más de la misma tienda, conseguirás un precio mejor que si compras esos dos mismos objetos en puestos diferentes. Conviene tenerlo en cuenta.
Y cargados de souvenirs, donde no pueden faltar los típicos ojos turcos y una caja de dulces, volveremos a casa cargados de experiencias y de recuerdos imborrables.
Como dijo el omnipresente Kemal Atatürk: "Estambul situada sobre dos continentes es la joya más hermosa, el más bello adorno de la patria turca, es la luz de sus ojos y ella vive en el corazón de cada uno de nuestros conciudadanos". Con solo esa frase a cualquiera le apetecería visitarla, ¿Verdad?