Ya estoy aquí de nuevo y antes que nada dar la bienvenida a nuestra nueva seguidora que de nueva nada porque nos conocemos la pila de años. Un placer Maite.
La verdad es que los años pasan a un ritmo vertiginoso mientras el mundo inmediato, el más cercano, parece desmoronarse a nuestro paso. Siempre hay un caso que contar, un amigo al que se echa de menos, una situación que te gustaría olvidar, pensar en despertar del sueño y que todo siga como antes pero en verdad os digo, me suena a liturgia, que todo pasa, menos la propia muerte claro. Eso es otro cantar y menudo!!!!.
En fin, que aquí estoy de madrugada escribiendo como antaño, como cuando nació este blog a veces olvidado pero igualmente querido, con un insomnio de narices (vaya que recatada a estas horas), un insomnio prolífico como casi todos que desata mis dedos. La creación literaria aunque no lo creas pasa por muchas horas de inactividad cerebral. Parones inconfesables que más adelante dan rienda suelta a las confesiones, reales o ficticias, noveladas y contadas con ansia.
Hoy es mi aniversario de boda...y la magia existe. Hace seis años formalice oficialmente en papel, una relación que en realidad dura más de 17 años. Curiosamente ese invierno recogí de un contenedor una planta abandonada, unas cintas verdes más bien horrorosas. (mi pasión "diogenes", ahora más diluida, menos mal, es otra historia que sin duda sera contada más adelante). Después de mis cuidados casi diarios ocurrió. El día de nuestra boda, el día 4 de mayo, floreció y dos calas de lo más cuqui con unos colores estupendos adornaron nuestro balcón (prometo foto mas adelante porque no son exactamente calas). El hecho en si me gustó pero no le di ningún sentido ni importancia hasta que al año siguiente volvió a pasar lo mismo en la misma fecha, el 4 de mayo. Las cintas se multiplicaban por generación espontánea y las iba cambiando de maceta y desechando bulbos pero cada año desde hace 6 años no faltan a su cita. Este año, en el que nuestro balcón ha estado algo abandonado, empezaba a preocuparme el tema porque no había manera, no iban a llegar a tiempo pero ahora, con Petra, nuestra beaglee de un año desperezándose a mi lado, estoy contemplando paciente como dos capullos coloreados están a punto de abrirse. Seguro que lo hacen a lo largo de la mañana de hoy. Pese a todo lo que pasa, lo que está pasando en nuestro mundo inmediato, hay cosas en esta vida que merecen la pena, cosas pequeñas que sin darte cuenta te alegran el día. Ya ha amanecido en Valencia, se sonroja el cielo y se abre anunciando creo yo un esplendido día. La magia existe.