Un hombre escribe en un bloc de notas sobre una mesa caoba en un estudio con cuadros pintados a mano y cosidos a hilo y flores blancas.
Escribe sobre una mujer y le va pintando reflejos en el pelo una arruga en el cuello un fulgor reconocible y otras formas que cree propias.
Hace que baje al living a desayunar para que se encuentre con su espera y con las tazas humeantes y las tostadas y la hora de la paz y las sonrisas antes de la rutina.
La lapicera recorre enloquecida las hojas amarillas y entonces la mujer que el hombre escribe se empieza a desarmar en su silla se va rompiendo en pedacitos se empieza a salir a trazos del bloc como el humo demasiado espeso de un cigarrillo y el hombre por fin siente que va a materializarla y desayunar con ella y escribe con fuerza mayor y trata otra vez de retenerla.
La mujer toma forma y se le va volando.