Revista En Femenino
Al llegar a casa abrí el buzón, como todos los días. Esperaba publicidad, como todos los días. Pero ese día había magia, y ni me lo olí. Quizás haya que buscarla más en los actos cotidianos. Saqué un sobre que venía de lejos, a juzgar por los sellos y el tipo de papel. No reconocí la letra. Ni el remitente. Ni siquiera el país de procedencia. Pensé que se habrían equivocado. Pero no, nuestras señas eran correctas. Dentro había una bella felicitación navideña escrita en inglés y un cariñoso dibujito hecho a mano. Entonces caí. Eran Zsuzsi y Peter, la pareja de húngaros a los que acogimos en casa unos pocos días del mes de mayo. Nos felicitaban las fiestas y nos enviaban un dibujo para Eva que, dependiendo del giro que se le diese, mostraba distintas figuras. Entrañable.Nos apresuramos a enviarles un mensaje de agradecimiento y de felicitación. Les contamos nuestras novedades y la aventura americana de Pablo. Y de repente nos planteó una insensatez. "Nosotros nos vamos a Hungría: si os animáis, os dejamos nuestra casa de Viena para vosotros solitos". Lo decían tan de corazón, y era tal la locura, que la aceptamos sin pestañear. Miramos vuelos baratos y en media hora estaba montado nuestro pequeño viaje de ensueño. Nos dejarían la llave con la señora Rumpf del 3º, y ya nos adelantaban la clave de la wifi para contactar con la familia nada más llegar. Todo cuadró a la perfección. Mágico. Quizás les impactó nuestra hospitalidad de hace unos meses. Quizás son así de generosos. Pero en cualquier caso, mágico.También fue mágico el ofrecimiento de Koldo de hace una semana. Le pregunté por unas bellas fotos de su facebook, y me contestó con una oferta para quedarnos en su casa en Galicia, muy cerca de la Ruta de los Faros, o acompañarle en un hermoso retiro en Navarra. Se siente profundamente agradecido de cuando colaboramos en su Foro Espiritual para fomentar el diálogo entre religiones. No debería, porque lo hicimos encantados. Pero así son las cosas de la gratitud de corazón. En su caso no pudimos cuadrar fechas y desplazamientos. Pero quizás es lo de menos. Saboreamos su hospitalidad, el precioso entorno que nos ofrecía, e incluso la posibilidad de conocernos. Es curioso: lo considero ya buen amigo, y ni nos conocemos en persona. Cosas de la magia. Lo de conocernos habrá que subsanarlo en breve.Ayer me saltó una notificación rara en el móvil. No es de los sonidos que tengo identificados. Se trataba de Celia, otra chica a la que no conocemos tampoco, pero que nos tiene mucho cariño a través de lo que nos lee. Con ese tintineo en el móvil acababa de iniciar una generosa aportación mensual a la Casa de Acogida de Alozaina en nuestro Patreon. No sabe si podrá mantenerla mucho tiempo. Pero quiere seguirnos no sólo en lo de escribimos en abierto en nuestro blog, sino en todo lo que ya compartimos por ahí (vídeos, recetas, locuras...), y con ello apoyar proyectos solidarios. Mágico también. Como lo será el café que compartamos para conocernos.Y ayer justo Agustín me pidió amistad a través de facebook. Nos conoce a través de O Couso, y su mensaje no podía ser más afable. Quizás por lo que nos haya leído o quizás por las referencias "ocosuseras", siempre benévolas y generosas. Le he aceptado de inmediato, y de inmediato me ha devuelto una oferta formal para visitarle por Valencia, con camas y todo para los niños. Encantador. Mágico.¿Qué por qué cuento todo esto? El año pasado, por Navidad, compartimos un cuento inventado cargado de situaciones reales que fui recopilando durante meses. En estas fechas las personas parecen más receptivas hacia la magia, hacia la fraternidad, hacia la solidaridad... Hacia ese niño interior que todos tenemos dentro y al que quizás debamos mimar más. Hacia aquellos refugiados buscando posada y que acabaron en un establo de animales. ¿Por qué estamos más abiertos ahora? Quizás sea por las luces de las calles. Quizás por los villancicos que suenan de fondo. Quizás por los señores regordetes y de rojo que inundan los escaparates. O quizás porque las muñecas de famosa se dirigen al portal. Lo cierto es que parece buen momento para compartir que la magia nos rodea, y que sólo hay que dedicarle tiempo abriéndole las puertas. Sería "la leche" que ese sentimiento durase 365 días. A fin de cuentas ésa es nuestra verdadera esencia. Y por eso hoy hemos querido compartir cuatro ejemplos cercanos y recientes de esa magia que nos rodea. Nosotros cada vez somos menos de "gordos" de la lotería, de muñecas de famosa o de "cenorrios" navideños. Y cada vez más de esa magia compartida, de puertas abiertas al desconocido, y de ventanas de par en par dejando correr la brisa de la generosidad. la gratitud y la diversidad. Mañana cogeremos un vuelo para Viena, y nos encontraremos un frigorífico lleno. Cierran las tiendas durante estos días en Austria, y Zsuzsi quiere mimarnos. Será cosa de la Navidad. ¿O quizás no?