Tracción quattro. Con ese nombre y tras una larga investigación vio la luz en el afamado Salón del Automóvil de Ginebra de 1980 el Audi Quattro Sportcoupé, una novedad que cambiaría para siempre la tracción a las cuatro ruedas en los vehículos de serie.
El nuevo Audi generaba una sensación de estabilidad en el paso por curva difícilmente vista en la época. Los intentos previos de otras compañías: Jensen, el Eagle de AMC e incluso Subaru, permitían conectar la tracción trasera del vehículo con la delantera en determinados momentos pero no era una tracción 4×4 permanente. El encargado de aquel ingenio fue Ferdinand Piech, nieto de Porsche y encargado de desarrollar varios modelos de competición de éste último. Seguramente por ello, el verdadero destino del Audi Quattro no se encontraba en el asfalto de las grandes ciudades sino en las pistas de tierra del Mundial de Rallies. Allí, a los mandos Hannu Mikkola primero y Stig Blomqvist después, Audi se llevó dos Títulos mundiales de pilotos (1983-1984) y otros dos de constructores (1982 y 1984), junto con veintitrés victorias parciales en el WRC.
El propio Peich dijo en Ginebra lo siguiente: “Hemos hecho tres coches, uno con tracción delantera, otro con trasera, y esta versión integral. Los hemos probado y esta ultima es superior en cualquier aspecto”
Y, ¿Por qué cuento todo ésto? Porque Quattro se convirtió (y sigue siendo) en el signo distintivo de Audi por excelencia. Su idea de la tracción a las cuatro ruedas, es decir, el reparto equitativo de la potencia del motor en todas ellas, sigue muy vigente hoy en día. Y por ello, la Compañía alemana no perdió el tiempo en publicitarla creando así, en 1986, el anuncio televisivo posiblemente más famoso de todos los tiempos, en cuanto a un vehículo de serie se refiere.
Esta increíble escena se grabó en el trampolín de Pitkävuori en Kaipola, una pequeña localidad finlandesa con un Audi 100 CS Quattro de 136 CV. En ella, como se ve, el Audi sube la rampa de 37,5º, es decir 80 por ciento de desnivel, haciendo uso exclusivo de la tracción total. Impresionante. El conductor al mando del vehículo era Harald Demuth el cual conocía bien la máquina pues había sido Campeón de Alemania de rallies con un Audi Quattro.
No hay truco pero evidentemente hay ciertas “ayudas” principalmente para incrementar la seguridad del experimento. En efecto, bajo el Audi hay un cable de acero al que va sujeto el vehículo en todo momento. De esa forma se evitan situaciones peligrosas y en todo caso permite mantener el Audi quieto en lo alto del trampolín. También, como es obvio, para subir el coche a la rampa fue necesaria la ayuda de una grúa para izarlo.
El resultado final es impresionante. Por eso mismo, 19 años después y en concreto 25 años después de la invención de la tracción quattro, Audi se dio un homenaje y repitió su famoso spot, esta vez con un modelo A6 4.2 Quattro gris. El resultado es más espectacular aun si cabe.
En este caso, el piloto es Uwe Bleck, ingeniero de la compañía el que “aparca” el Audi a 47 metros de altura. Las circunstancias son las mismas: vehículo de serie, subida real (once en total realizó para el spot) pero con ciertas peculiaridades. La primera el cable de acero de sujeción, obvio para garantizar la seguridad del vehículo y su ocupante, ruedas de clavos de seis milímetros, igual que en el anuncio original (sobre nieve unos neumáticos estándar patinarían irremediablemente sobre ella), y una caja de marchas con blocante en la primera marcha. La razón es sencilla, la ligera pérdida de potencia y aceleración provocada por el cambio de primera a segunda haría imposible el ascenso continuado. Por tanto, en primera, a 4200 rpm y casi 60 kph, y nueve segundos después, Bleck deja aparcado el Audi en lo alto del trampolín. Un logro de una extrema dificultad.
Los puristas se quedan con el anuncio original: más cercano, con la presencia del propio conductor que acaricia el coche, toda la estética y música ochentera etc. pero hay que admitir que la versión moderna no le desmerece lo más mínimo.
Un gran anuncio para un gran avance tecnológico.
DAVID ABELLÁN FERNÁNDEZ