Revista Coaching

La mala comunicación entre socios acabará con tu empresa familiar

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

xavier romeapor Xavier Romea

 Síntomas inequívocos de mala comunicación en la empresa familiar.

Muchas empresas familiares no se conforman con las dificultades del entorno sino que además inventan nuevos problemas en las propias entrañas de la empresa: la mala comunicación con tu socio es uno de ellos, y justamente es el que peores consecuencias conlleva. ¿Por qué? ¿Cómo evitarlas?

Nada más lejos de mi intención teorizar sobre las bondades de una buena comunicación , es evidente que es la base a partir de la cual se construye todo.

Lo que si voy a hacer es lo que hago siempre, explicarte mis experiencias diarias ayudando y asesorando a responsables de empresas familiares pyme, y transmitírtelo con total practicidad en este blog de estrategia empresarial, al que te invito a registrarte.

Cuando visito una empresa, los síntomas inequívocos de que la comunicación entre socios (familiares o no) no es adecuada, suelen ser los siguientes:

  • Sólo habláis del trabajo de hoy o de los próximos días.
  • Recurres a tu pareja o a un empleado para criticar a tu socio/a.
  • Piensas que sin él todo iría mejor.
  • Prefieres hacer tú el trabajo antes de que lo haga él.
  • Tus empleados se dirigen a ti para criticarle.
  • El asesor fiscal es quien toma decisiones estratégicas de vuestro negocio.
  • Vas tú sólo a reuniones del Gremio o a cursos de formación.
  • Los “números” los lleva sólo él (pero los avales bancarios son de todos).
  • Tú lo harías de otra forma (pero ya está hecho).
  • Te preocupa pensar que él también tiene “firma”.

¿Y cuáles son las consecuencias?

A corto plazo, tal vez ninguna, al menos que sea grave. Pero te puedo asegurar que no hay nada más dañino a medio plazo para tu empresa familiar pyme que mantener en el tiempo sólo uno de los síntomas referidos anteriormente. Sin duda, coartará cualquier consolidación y crecimiento, y tu empresa acabará cerrando (aunque aparentemente las causas serán la crisis global).

Algunas consecuencias que he observado son las siguientes:

  • Empleados desmotivados y sin ningún compromiso. Los buenos suelen irse y se quedan lo mediocres.
  • La empresa es un barco a la deriva. Nadie gobierna, no se toman decisiones y las que se toman, son incompletas. Vas a “salto de mata”. ¿Quién dirige tu empresa?
  • Tu sueño empresarial por el que has luchado siempre, se desvanece.
  • Tensiones en tu familia: ellos te dicen: “¡haz algo, habla con él”! Pero no te atreves.

¿Cómo solucionarlo?

Tal vez te decepcione por la simplicidad de la solución a adoptar, pero en mis largos años de experiencia en situaciones como las descritas, te puedo asegurar también que el sentido común (en ocasiones, el menos común de los sentidos) me reafirma en que lo mejor es que invites a tu socio a tomar un café un sábado por la mañana y le expongas todo aquello que te inquieta. Sin más. Concédele una semana de reflexión y volvéis a quedar en el mismo sitio y también en sábado. Deja que hable, escúchale atentamente.

A partir de aquí, las situaciones en que suelo encontrarme son las siguientes:

  • Tu socio no ha entendido nada de lo que le transmitiste. Dale una segunda oportunidad y explícaselo de nuevo (pero empieza a pensar en soluciones drásticas).
  • Lo ha entendido pero no comparte tu opinión. Deja que lo argumente, analízalo y citaos de nuevo para la próxima semana.

Con todo, es probable (pero no seguro) que se resuelva el problema. En caso contrario, y sin más dilación, deberías plantearte el “divorcio” antes de que sea demasiado tarde.

Para concluir, ten en cuenta que los ingredientes fundamentales para un proceso de estas características deben ser la habilidad y capacidad para dialogar de forma argumentada, sin generar tensiones y con una actitud positiva: tu empresa está en juego y por tanto, tus sueños y actitudes deben estar siempre por encima de las circunstancias.

Y también es cierto que muchos empresarios/as prefieren afrontar esta etapa acompañados y asesorados por una persona externa y experta, que aporte neutralidad, metodología y rigor técnico. Es muy recomendable, pero eso debes decidirlo tú.

Pero sobre todo, no dilates un solo día más ésta preocupación. Afróntala. Y si crees que puedo ayudarte, no dudes en contactar conmigo.

Autor Xavier Romea


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