Revista Diario

La mala costumbre de no acostumbrarme a amar

Por Emmaamme

Tengo la mala costumbre de no Amar con la voz, de no Amar con los labios y de no Amar con la piel.

Tengo la mala costumbre de retirarme a mi tiempo cuando tu tiempo se me echa encima.

Tengo la mala costumbre de irme volando cuando tu perfume asfixia a mi aire.

Tengo la mala costumbre… de no acostumbrarme a Amar.

Quizás sea miedo a perderte. Mejor dicho, a perderme. O quizás sólo sea el recuerdo de aquella primera Separación que tanto dolor me atravesó. Da igual. Mi Corazón dejó de escuchar a las Razones. Ya no le interesan. ¿Para qué? Si piense lo que piense, lo que sienta… lo sentirá igual.

Ahora ya no intento acercarme cuando lo que me late es alejarme. Por muy mal visto que los Ciegos lo vean. Por muy poco cariñosa que mi juicio me tenga.

Ya no deseo Amar como pintan las escrituras. Como mandan los evangelios. Como dicen que es correcto.

Yo Amo cuando quiero, a quién quiero y como puedo. A veces, únicamente durante un segundo. Otras, se torna eterno. Pero siempre, siempre, siempre… te lo juro, será Verdadero. 

Si no me apetece abrazarte, no lo haré. Si no me apetece sonreirte, no lo haré. Si no me apetece besarte, no lo haré. Si no me apetece follarte, no lo haré. No me lo pidas. Porque cuanto más me reclames, más te huiré.

Podrás llamarme fría. Podrás llamarme egoísta. Podrás llamarme ‘demasiado independiente’. Podrás llamarme rara, extraña o diferente. Pero jamás podrás echarme en cara que alguna vez le mentí, le fingí o le fui infiel a esa Alma tan Divina, tan tuya como mía, con la que un día soñé.

Quizás aún no sepa Amar y por eso sigo Aquí. Quizás el Amor se me queda grande en este cuerpo tan humano y en este pecho tan pequeño. Quizás no me cabe Dentro todo lo que Siento y por eso me alejo, para que no me revienten las entrañas y me vaya a Casa antes de que lo dicte el Cielo. O quizás, sólo quizás, sea la puta cobardía la que me tiene cogida por los huevos la medida.

No pediré perdón por no Amar como te gustaría. Ni a ti ni a mí ni a la vecina. Tan necesitada de soledad como de compañía. Tan de montaña como de mar. De Sol como de Luna. De alegría como de melancolía. Tan zurda como diestra. Tan de silencios como de verbos. De Presencia como de total Ausencia. Transparente. Desconocida. Impenetrable. Amante de mis rutinas. Aburrida de la monotonía.

No, niña no. Ni por un momento te plantees que te vaya a pedir perdón por Ser como Soy. ¡Ja! Antes muerta que renegar de mi auténtica Esencia. Con lo que me ha costado quitarme la careta…

Y alomejor, algún día de esos que me pillan por sorpresa, de esos que ‘me dan la vida’, aparezca esa persona tan rompedora de mis esquemas para pegarle una vuelta y media a la lista de mis caprichos y escribrime en la página en blanco de mi Destino, que eso a lo que llaman Compartir… sí que tiene su sentido.

Tengo la mala costumbre de no acostumbrarme a Amar…. más que a mi Querida Libertad, por muy condenada que ésta me tenga.

Y es que contigo

lo podré TENER todo,

pero es que sin Mí, cariño,

no SOY Nada.

Así que si no lo entiendes,

ya te puedes ir…

por donde has venido.

(No cierres la puerta al salir, por favor. Que si me piden permiso para entrar… no abriré ni el pestillo)


Archivado en: SENTIRES Tagged: libertad
LA MALA COSTUMBRE DE NO ACOSTUMBRARME A AMAR
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