Supongo que ya era hora de que os hablara de una de las novelas que sin ningún género de dudas estará entre mis mejores lecturas de este año. La leí este verano y me temo que en esta ocasión voy a ser poco original porque ya son muchos los que os la han recomendado y os aseguro que no se equivocan. Yo os confieso que me resistí un poco, tontunas que me dan de vez en cuando, pero cuando al final me decidí caí rendida ante esta magnífica novela. Hoy os hablo de La mala hierba.
Sinopsis
Nada crece sano en esta tierra enferma.Pero la verdad siempre resurge, como la mala hierba.Tras perder su empleo, Jacobo se ve obligado empezar una nueva vida junto a Irene, su esposa, y Miriam, la hija adolescente de ambos, en las afueras de Portocarrero, un pueblo en pleno desierto de Almería donde no crece nada salvo la mala hierba. Jamás pensó que el tiempo que pasan allí podía terminar de forma tan dramática: unos desconocidos irrumpen en su viejo cortijo. Irene es asesinada. Jacobo, herido, cae en coma.
Sin embargo, el infierno no ha hecho más que empezar. Meses después, cuando Jacobo despierta, la Guardia Civil le pone al tanto de los avances en la investigación. Tienen a un culpable. Al responsable que ordenó su asesinato. Y no es otro que su propia hija de catorce años: Miriam.
Con la ayuda de Nora, la singular abogada de Miriam, que cree firmemente en la inocencia de su cliente, Jacobo intentará descubrir qué sucedió realmente esa noche. Pero a medida que avanza la investigación, saldrán a la luz nuevos interrogantes que afectan a la cerrada comunidad de Portocarrero, donde nadie parece inocente.
Mi opinión
Jacobo, tras perder su trabajo, decide trasladarse con Irene, su esposa, y con Miriam, su hija de 14 años, a Portocarrero, el pueblo de Irene, situado en pleno desierto de Tabernas. Allí al menos tienen un lugar en el que vivir ya que Irene, junto a su hermano Alberto, recibió en herencia un decrépito cortijo en las afueras del pueblo. Una noche en la que Miriam está en casa de una amiga, el cortijo es asaltado por unos desconocidos. Cuando Jacobo despierta en el hospital sus recuerdos de aquella noche son muy confusos y aún lo serán más cuando la Guardia Civil le comunique no solo la muerte de su esposa, sino que Miriam es sospechosa de haber urdido el asalto para acabar con sus vidas.
Destaca especialmente en La mala hierba la ambientación, tanto de escenarios como de atmósferas. Portocarrero y su entorno, a través de detalladas descripciones, se nos presenta en toda su aridez y desolación. El autor nos traslada mediante sus palabras al clima, al paisaje desértico, al silencio y a la soledad de un lugar que conozco bien y que Agustín Martínez ha conseguido recrear con maestría convirtiendo a Portocarrero en un personaje más de la novela. Del mismo modo transmite el autor el ambiente asfixiante de una pequeña población en la que todos se conocen y en la que Jacobo no deja de ser un forastero por mucho que se casara con una chica del pueblo. El lector vive la claustrofobia de un pueblo hostil ante lo que viene de fuera y siente la opresión de un entorno cerrado y angustioso.
El autor combina el narrador omnisciente con los narradores protagonistas, incluso usa extractos de conversaciones de WhatsApp, y con una prosa sencilla, un estilo directo y ágil y un perfecto equilibrio entre diálogos y narración, teje una historia sobre cómo las circunstancias pueden cambiar una vida, una historia en la que todos tienen algo que ocultar. Con numerosos saltos en el tiempo para conocer tanto el antes como el después del crimen, La mala hierba me atrapó desde el inicio y no pude parar de leer hasta su conclusión y es que si algo hay que alabarle al autor es su capacidad para manejar la tensión narrativa, creando intriga y suspense desde las primeras páginas y manteniendo ese pulso sin que decaiga en ningún momento a lo largo de la lectura, implicando al lector en la historia para hacer mil conjeturas y cambiar otras tantas veces de opinión hasta llegar a un desenlace muy satisfactorio.
Aunque los personajes principales son Jacobo y Miriam junto a ellos encontramos a numerosos secundarios, todos ellos habitantes de Portocarrero salvo Nora, la abogada de Miriam. Independientemente del mayor o menor protagonismo del que gocen en la novela todos ellos son tratados con mimo, haciendo hincapié en su perfil psicológico y presentándolos como personas de carne y hueso, llenos de claroscuros y con personalidades perfectamente definidas. Ellos son el vehículo que usa el autor para tratar temas muy variados y actuales tales como la crisis y sus consecuencias; las relaciones de pareja y las familiares, especialmente entre padres e hijos; la fragilidad del paso de la niñez a la adolescencia; la hostilidad de los grupos cerrados ante lo que viene de fuera; y el tratamiento de los delitos cometidos por menores, la reacción que ante ellos tienen los medios de comunicación y la sociedad.
La mala hierba es una de esas novelas que no dan tregua al lector. Una novela llena de odio, miedo y rencor. De secretos y fracasos. Y en medio de todo ello un hombre, Jacobo, que cargando con su dolor y con gran esfuerzo intenta reconstruir lo que sucedió aquel día. Jacobo y los lectores intentan saber qué es verdad y qué es mentira en Miriam, una hija que parece haberse convertido en una completa desconocida, pero a la que no dudará en proteger cuando el pueblo entero se pone en su contra, en una demostración, por desgracia demasiado habitual, de cómo la presunción de inocencia salta por los aires en los casos más crueles y brutales. Una novela desgarradora, angustiosa y dura, tanto como el paisaje que habita sus páginas, que el autor compone en una trama perfectamente urdida y sólida hasta un desenlace redondo.
En definitiva, La mala hierba es una novela soberbia y perturbadora con la que Agustín Martínez nos traslada hasta un ambiente asfixiante y opresivo con unos personajes inquietantes. Una historia llena de dramatismo y tensión que atrapa al lector desde las primeras páginas y no lo suelta hasta sacar a la luz la verdad que se esconde tras un brutal crimen.