El deseo es luz que guía y motor que impulsa. Nos mantiene ágiles y vivos.
Dicen que hay que tener mucho cuidado con lo que se desea, no vaya a ser que se convierta en realidad.
Pero existe otra maldición del deseo, paradójica y cierta: desearlo todo o no desear nada.Catedral de Estrasburgo (Fotografía de Isabel Martínez Barquero)