Vienen tiempos muy duros. Con muchos imprevistos e imposibles. Los idus de marzo sin duda se han adelantado este año a febrero con tanto cambio y reforma radical. Sin vergüenza. Nada será como antes y todos lo sabemos. La maldita crisis de la avaricia lo está centrifugando todo. Desde los ánimos hasta los sueldos (el que los tenga). Un centrifugado sin prelavado y a 1.400 revoluciones por minuto. Todo con agua sucia, sin suavizante y sin jabón, que para esas minucias tampoco hay presupuesto. Por ahora se lavan y centrifugan nuestras obligaciones y derechos. No nuestros cerebros. Como algún día puede llegar eso, hay que estar sobradamente preparados, como tanta juventud.
Vienen tiempos muy duros y hay que descansar para ello. Descansar de absurdeces y soplapolleces. Descansar de medios y personajes tóxicos. Descansar de crispaciones y conspiraciones que sólo buscan eso: crispar. Descansar de quien no aporta. Descansar de los caraduras y sobre-cogedores (sí, los expertos en coger sobres). También descansar de los oportunistas y de los exhibicionistas. Sortear a los bocazas es prioritario si queremos sumar más fuerza mental. Y es que nos hará falta mucha. Fuerza mental para seguir tirando con honradez y dignidad. Para sacar adelante cada empresa y familia. Para aguantar a los que nos aguantan. Para asumir y digerir lo que está pasando. Vienen tiempos muy duros y debemos hacernos más duros. Hacia adentro, no hacia afuera. Que de dureza y aspereza estamos sobrados. Mejor dicho, encharcados.