Hay una constante que se repite cada año con esto de los Oscars. Las semanas previas se genera una expectación que crece de manera expodencial hasta el día señalado, para luego desinflarse como esas tartas a las que olvidamos echar suficiente levadura. Todo queda en unos cuantos nombres propios, alguna (pequeña) sorpresa, y sobre todo, bastante indifenrencia. Porque no nos engañemos: los Oscars tienen más de espectáculo que de reconocimiento real al talento y genialidad en el mundo del cine.
Por supuesto que siempre hay excepciones en las que se premian obras inmortales o interpretaciones gloriosas, pero la historia de los premios más famosos del séptimo arte está plagada de injusticias de proporciones mayúsculas. Por poner un ejemplo directores como Hitchcock, Chaplin o Kubrick, nunca ganaron un Oscar al mejor director. Quizás este haya sido un año de ‘ajustar cuentas’. El caso más sonado es el de Leonardo DiCaprio, quien finalmente ha conseguido el galardón por su papel en ‘El renacido‘.
Sin embargo, existe un caso que la Academia no ha querido dejar escapar: Ennio Morricone. El compositor de 87 años ha sido premiado por la banda sonora de ‘The hateful eight‘. Personalmente, y a pesar de admirar tremendamente la carrera de Morricone, no creo que sea ni mucho menos su mejor trabajo, pero bueno, aunque sea por justicia me alegro por el reconocimiento de quien ha entregado muchas de las partituras más bellas y reconocibles de la historia del cine.
Luego está el caso de Alejandro González Iñárritu, quien ha entrado en un selecto club de solo tres nombres: John Ford, Joseph L. Mankiewicz, y él. Casi nada. Son los únicos directores galardonados dos años de manera consecutiva, y lo cierto es que de manera merecida. El trabajo del realizador mejicano es sobresaliente tanto en ‘El renacido’ como en ‘Birdman‘. Y, al menos en la edición de este año, apenas tenía competencia para alzarse con el premio.
Quizás el único que puede acercarse a Iñárritu sea el trabajo de Lenny Abrahamson en ‘Room‘, para mí una de las grandes películas de los últimos tiempos. Sin embargo, la película solo ha ganado un Oscar por la interpretación de Brie Larson, aunque de manera totalmente merecida a pesar de otras interpretaciones sobresalientes como la de Cate Blanchett en ‘Carol‘.
Para ir finalizando con este breve análisis matutino, creo que merece ser destacado el Oscar a ‘El hijo de Saúl‘, una de las películas más brillantes y personales que se han hecho en los últimos años, siendo además el debut como director de un largometraje de Lázsló Nemes, un nombre que habrá que seguir de cerca. Uno de esos casos en los que da gustirrinín que se premie el talento de una obra proveniente de un país como Hungría, donde la tradición cinematográfica es casi inexistente.
Por lo demás, la película que fue premiada como la triunfadora del año fue ‘Spotlight‘, una obra que nos gustó bastante, pero que sinceramente quizás le venga un poco grande el premio. Pero bueno, son los Oscars, todo vale. Al menos es una historia perfectamente llevada a la pantalla sobre un tema tan escabroso como la pederastia en el seno de la iglesia católica. Solo por la repercusión y valía que puede suponer premiar una película así, es de celebrar que este año el show hollywoodiense haya pasado a un segundo plano en pro de distintas reivindicaciones de todo tipo.
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