Madrid, miércoles 1 de marzo de 2017. Teatros del Canal (Sala Roja). La malquerida, drama lírico en tres actos con música y libreto de Manuel Penella basado en la obra homónima de Jacinto Benavente. Coproducción de los Teatros del Canal y el Palau de les Arts Reina Sofía. Dirección de escena: Emilio López. Escenografía: Nathalie Deana. Figurines: Gabriela Salavarri. Iluminación: Sergio Gracia. Reparto: Cristina Faus (Raimunda), César San Martín (Esteban), Alejandro del Cerro (Norberto), Sonia de Munck (Acacia), Gerardo López (Rufino), Sandra Ferrández (Benita), Pedro Bachura (El Rubio), Elena Lombao (Juliana), Cristina Bernal (Milagros). Orquesta y Coro Verum. Mariachi Sol de América. Dirección musical: Manuel Coves. Ocupación: 95%.
En la particular historia de nuestro maltratado teatro lírico, el éxito inicial de una obra no asegura en absoluto su permanencia en el repertorio. Tras el estreno de la zarzuela La malquerida de Manuel Penella han pasado más de ochenta años para que este título olvidado sea redescubierto ahora a través de esta coproducción de los madrileños Teatros del Canal con el valenciano Palau de les Arts.
La intuición artística de Penella era innegable. El compositor levantino, hombre de teatro en su más amplia concepción, sabía bien que podía extraerse una creación lírica de éxito a partir de la pieza teatral del dramaturgo Jacinto Benavente. No dudó en elaborar su propio libreto siguiendo con absoluta fidelidad la obra original de 1913, año en el que el propio Penella triunfa con la revista lírica Las musas latinas. La malquerida sigue la estela del drama rural de finales del XIX y principios del XX que había alumbrado en el pasado obras de tanto calado musical como el Curro Vargas de Dicenta/Chapí, y que en lo argumental recrean la prototípica España negra, con la omnipresente devoción religiosa como consuelo de todas las desdichas humanas. La obra ve su estreno en el Teatro Victoria de Barcelona con gran aceptación el 14 de abril de 1935, en el cuarto aniversario republicano, y sólo un año antes de la cruenta guerra civil que acabó con este régimen y que irremediablemente llevó al género lírico español a sus últimos estertores.
Seguir leyendo en Mundoclasico