“La Manada y sus Pastores”

Ha despertado en la ciudadanía española una justificada protesta,  la sentencia de un tribunal que condenó a cinco jóvenes  a nueve años de prisión por haber “abusado sexualmente” de una adolescente en el pórtico de un edificio, en horas de la madrugada, mientras se celebraban las fiestas de San Fermín; apartándose del criterio de la Fiscalía, que al análisis de los hechos, consideró  que los mismos constituían una violación; y agrego yo, sin conocer la Ley española, que allí hay agravantes como premeditación, alevosía, nocturnidad y  agavillamiento por decir lo menos.

La asquerosa decisión, se fundamenta en que la víctima, a juicio de los letrados,  no fue violentada ni intimidada de forma alguna, y se limitó a “disfrutar” impávida,  la acción conjuntamente con sus victimarios.  Me pregunto si estos Magistrados podrán soportar a partir de ahora las miradas seguramente inquisidoras de  familiares y amigos, por tan aberrante  acción. Y es que ninguna legislatura  puede apartarse del sentido común que rige la conducta humana. La sola presencia de estos energúmenos  en la vía pública, de  madrugada, seguramente bajo el efecto de alcohol y otros estimulantes, constituye un factor intimidante para cualquier individualidad o grupo de personas; qué decir de una joven de diecinueve años, en una ciudad que no es la suya y sin compañía; claro que se intimida, se aterra, se paraliza y hasta pudiera perder la razón temporalmente.

Esto, señores magistrados, aunque no lo diga la Ley que les permitió, espero que por muy poco tiempo, pisotear la dignidad de esta joven, lo dice el sentido común, la universidad de la calle y la Ley de la vida, instancias que aparentemente les son ajenas en el ejercicio del cargo que desempeñan, espero también que por muy poco tiempo.  Toda la vida he promovido y me apego a las normas y principios legales  establecidos, pero cuando observo conductas como la de ustedes, me pregunto  hasta cuándo permitir los tecnicismos y vericuetos legales  que permiten a jueces de su catadura, afortunadamente muy pocos, maquillar un acto inhumano como el que nos ocupa, para beneficiar por cualquier motivo que sea,  a quienes el Estado, está obligado a reprimir y tratar de reinsertar en la sociedad.  El tiempo es el gran juez. A partir de hoy, millones de personas de todo el mundo estaremos siguiendo con interés y preocupación, la nauseabunda tragedia, cuyo primer acto, con bombos y platillos  anunciaron ustedes, ante decenas de representantes de medios de comunicación, miles   de manifestantes en varias ciudades de España, y millones de televidentes en todo el mundo.  Para la joven ultrajada,  no existen palabras que pudieran confortarla, y si existen, lamento no conocerlas para transmitírselas.  Dios te Bendiga.