La mansión del callejero
No podemos pasar por el siglo XXI con criterios socioeconómicos propios de los peores momentos del XIX...
Nos debemos a una época, a un momento que condiciona nuestras circunstancias: como ciudadanos de un mundo tecnológicamente avanzado, no podemos seguir adorando a los dioses de la productividad o la rentabilidad, ni adscritos a los dogmas de los privilegios, ni al catecismo de los Mercados...
Debemos diseñar nuestro norte desde el prisma de la salud, el pan y el trabajo para todos, y entre otras necesidades básicas cubiertas; del tiempo para el ocio y el esparcimiento; de la conciliación de la vida laboral con la familiar, etc...
Cuanto hagamos en otras direcciones seguirá cargado de anacronismo, alejándonos de nuestro verdadero camino y alimentando nuestra crisis...