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Lógicamente esta tanda de ocho episodios de la tercera temporada ya no tiene el factor "sorpresa" de las dos primeras y las claves de la serie y los personajes ya se conocen, pero lo que resulta casi milagroso es que el nivel se mantiene y sigue siendo una delicia el visionado fundamentalmente por la lujosa y esmerada ambientación y por unos guiones que vuelven a tener el desparpajo, ingenio y gracia desbordantes de siempre. Además esta serie va de alarde en alarde regalando escenas muy sofisticadas a nivel de dirección y también otras en las que los actores están inmensos. A nivel argumental estos ocho episodios se centran en la tourné que Maisel y su manager Susie hacen con el cantante Shy Baldwins, pero no se olvida a ningún miembro de la familia de Miriam (todos dan mucho juego cómico) y tampoco la vida paralela de Susie como manager de, nada menos, Sophie Lenon, que ofrece algunos de los mejores momentos de esta tanda de episodios. De visión obligatoria para quien le guste la comedia sofisticada y el Estados Unidos de clase alta de los años sesenta.