(Un artículo de Luis Cañada, Presidente de la Fundación Novia Salcedo y Director General de Vicinay Cadenas, 28
julio 2013)
Reflexiones
sobre lo que puede ser el periodo 1998-2018 en España.
10 años, desde el 98 al
07, de crecimiento espectacular
y de referencia mundial sobre el cómo bien hacer las cosas en muchos ámbitos, en
casi todos, quizás con la excepción de la gestión del 11 M en 2004 lo que
supuso, entre otras cosas, que debido a la mala gestión de la crisis por una
política de información que no se ajustaba a la realidad, el PP perdiera,
contra todo pronóstico, las elecciones generales y las ganara el PSOE. Con la
perspectiva del tiempo se puede decir que aquella salvajada y su nefasto
tratamiento por parte del gobierno bien pudo ser una coyuntura crítica que
hubiera podido desembocar en una destrucción creativa sobre la transparencia en
el entorno político, y luego por extensión en el no político, pero más bien ocurrió
lo contrario, los fuerzas reaccionarias al cambio impusieron sus criterios de
mejor no cambiar. Fue una ocasión perdida.
5 años, desde 08 al 13,
de crisis espectacular
en la que se pasó de ser la envidia de otros países de referencia a ese amigo
con el que deseas no cruzarte en la calle porque no es bueno que te vean
hablando con él. Se tardó mucho en reconocer la crisis que empezó siendo de
origen bancario en USA y luego alcanzó a todos los sectores. En aquellos
primeros meses España y su sistema bancario eran la referencia global, eran el
modelo que permitía a nuestros políticos y empresarios ir por el mundo sacando
pecho. No tardó en reventar el bluf arrastrando al país en su conjunto en caída
libre en todos los parámetros medibles sobre la calidad de vida ya que cayeron,
y siguen cayendo, los servicios de: educación, sanitarios, dependencia, empleo,
sociales, atención a las necesidades del ciudadano, investigación, entre otros llegando a ser intervenido el país, aunque
eufemísticamente la clase política trasmita por activa y por pasiva que de
intervención nada. En esta caída libre el país se ha convertido en la anti
referencia en desempleo total ya que el 28% de población y el 55% de la
juventud están en paro. Por otro lado en este periodo se produce el inicio de
las diligencias judiciales de cuatro casos que parece ser están destinados a
convertirse en una coyuntura crítica que pudiera desembocar en la destrucción
creativa perdida en el quinquenio anterior como consecuencia del 11M, se trata
de: 1) el caso “Palma Arena”, que ya se ha llevado por delante a un
ex-presidente de una Comunidad Autónoma, un ex -ministro, una ex-presidente de
un Parlamento autónomo y a un ex miembro de la familia real, 2) el “caso Gurtel”
que ya se ha llevado por delante al presidente de una Comunidad Autónoma y en la derivada “caso Bárcenas” amenaza con
llevarse por delante a una parte muy importante del gobierno actual si no a su
totalidad, 3) el caso “ERE de Andalucía” que ya ha creado un terremoto en el
gobierno de Andalucía donde su presidente ha puesto fecha de caducidad a su
presidencia para el próximo mes de agosto y 4) el caso “Palau de la Musica” que
está afectando de forma importante a Cataluña. En este contexto casi
insostenible, de hecho nadie ha sido capaz de explicar con fundamento los por qué
el país no revienta, surge una buena iniciativa desde el gobierno, la creación
de la “Marca España”, iniciativa a la que le cuesta tomar vuelo porque quienes
la abanderan están “tocados” por algunos de los casos arriba citados, así: el
Rey debido al caso Urdangarin y el caso de los elefantes de primavera 2012 en
el que se metió él solo, el presidente Rajoy porque preside el gobierno de un
partido bajo sospecha por el caso “Bárcenas” y porque el país está, hablando
coloquialmente, hecho unos zorros, el equipo de gestión de la “Marca España”
porque no ha elegido bien sus personas como ha demostrado la necesidad de la
destitución fulminante del nº 2 del proyecto por unas inconcebibles
declaraciones justo después de la inauguración del Mundial de natación de
Barcelona. Pensando estas cosas puede dar la impresión de que España se empaña. Pero hay más:
En
estos días, el pasado 24, ha surgido otra vez el monstruo del accidente, la
bicha se ha despertado, 79 personas sobre un total de 218 han fallecido y hay
otras 30 en estado crítico. Estas personas no se merecían este destino y de
alguna forma estas líneas son ellas las que las han inspirado. En el transcurso
del tiempo post accidente se está demostrando que hay cosas que funcionan muy
bien, como es la respuesta de la sociedad civil, de la base ciudadana y de las
estructuras de servicios como es el caso de los sanitarios, policías, bomberos,
incluso los equipos de limpieza y retirada de los materiales del desastre para
dejar expeditas las vías y restablecer el servicio ferroviario. Esta última
diligencia motivada por lo que parece una excesiva prisa en abrir las vías me
preocupa porque en ella se pueden perder pruebas importantes de cara a la
ingeniería forense del accidente que pueden actuar en detrimento del
conocimiento de las causas raíz del desastre y hay cosas que suenan a hueco, a
repetición de lo que se ha dicho en el pasado y que se ha olvidado tan pronto
como las noticas han dejado ser portada en los telediarios.
La
preocupación y percepción anteriores no son gratuitas ya que desde 2003 España
se ha visto sometida a cuatro gravísimos accidentes, accidentes en los que los
representantes políticos garantizaban que se llevarían a cabo investigaciones
diligentes a fondo, como ahora. Me refiero a: 1) en mayo 2003 el Yak 42 en el
que fallecieron en Turquía 62 militares españoles y los 13 miembros de la tripulación. Para
muchos ciudadanos el caso se cerró judicialmente en falso y en estos días se
está abriendo una nueva sospecha de “chapuza” como consecuencia de unas
declaraciones en sede judicial del Sr. Bárcenas; 2) en julio 2006, el metro de Valencia
sufrió un accidente en el que fallecieron 43 personas, era el segundo más grave
de la historia del ferrocarril en España, accidente que, para muchos ciudadanos judicialmente se cerró
en falso y que ahora parece que se abren vías para su revisión; 3) en agosto
2008, 154 personas volando en el JK 5022 de Spanair fallecieron como
consecuencia de un accidente al despegar en Barajas, la investigación judicial
se ha concluido con la acusación a dos técnicos de mantenimiento, acusación que
no satisface ni a las víctimas ni a una parte importante de la sociedad; 4) en julio 2013, 79 personas fallecen en
Santiago de Compostela en accidente ferroviario
de un tren Alvia circulando por el sistema de Alta Velocidad. Es el
segundo más importante de la historia del ferrocarril español y el primero de
la red de Alta Velocidad, red que es una de las partidas emblemáticas del
portafolio de la “Marca España” al ser España el segundo país del mundo en
líneas y kilómetros de Alta Velocidad ¿Puede afectar este accidente a la “Marca”?,
con seguridad que sí, pero no tanto por el accidente en sí como por la
secuencia de accidentes graves, como acabamos de citar, que ha sufrido la
sociedad española en los últimos 10 años y que han tenido repercusión mundial
como se puede acreditar acudiendo a las hemerotecas. Si dejamos fuera de
nuestro pensamiento las muertes por terrorismo o desasistes naturales y hacemos
la pregunta: ¿qué país ha sufrido en los últimos 10 años tantos accidentes y
tan graves como España?, es posible que sea difícil encontrar la respuesta entre los países con los que
España debe compararse, países que al
fin y al cabo son los países hacia los que va enfocada la “Marca España”.
El
conjunto de estos accidentes, así como su cerramiento judicial en falso en los
casos ya juzgados, hacen que la “marca se desmarque”
y que “España se empañe” a la vez que obliga a realizar una reflexión
sobre esta serie de percances. En un país de primer nivel es sumamente
improbable, aunque posible, que las responsabilidades en todos los casos se
resuelvan responsabilizando a las personas, que teniendo relación directa con
los casos, se encuentran en escalones
más bajos de la escala de capacidades de toma de decisiones. Si los jueces lo
dicen, seguro que esas personas han tenido responsabilidad en el caso, pero la
pregunta es si ¿son los únicos?, o bien si ¿son los máximos responsables? En el
mundo de la siniestrabilidad laboral española con demasiada frecuencia la
respuesta a esta pregunta es que no son los únicos si bien también con
demasiada frecuencia, no es fácil demostrar las responsabilidades de las
personas responsables a medida que se sube en el organigrama de la organización
ya que nuestro sistema judicial, siendo formalmente igualitario, no es lo
suficientemente inclusivo. De esta forma aquí tenemos todos los mimbres para
que se de una doble coyuntura crítica que desemboque en una doble destrucción
creativa de la que emerja por un lado un estado de derecho mucho más inclusivo que el actual y por otro una
aproximación más seria y profesional al mundo de los negocios donde se interiorice primero y se ponga en práctica
inmediatamente después esas bellas palabras que por doquier citan los empresarios,
ejecutivos y políticos: “las personas son lo primero”.
De
los hechos que estamos viviendo se puede concluir que en el verano de 2013 la “marca se desmarca de España” así como que por el camino que transita “España
se empaña”.
5 años, desde 2013 al
2018, cambio espectacular,
la sociedad finalmente ha aprovechado la
alta concentración de posibilidades de coyunturas críticas que han acabado
desembocando en una destrucción creativa que: 1) ha sabido cómo dar más poder a
más partes interesadas derivando en la total independencia de los tres poderes
del estado: ejecutivo, legislativo y judicial, 2) ha empoderado a las personas
y éstas han aprendido a ser más asertivas con los poderosos, 3) el mundo
empresarial ha dejado de jugar, hace lo
que hay que hacer y se ha conjurado para “nunca más un accidente catastrófico”,
4) la sociedad en su conjunto es transparente y la transparencia es una
herramienta para la confianza, la participación y el buen gobierno en las
organizaciones. Como consecuencia de todo ello se sale de 10 años de crisis
habiendo sabido hacer virtud de la dificultad creando los medios y capacidades
para ser un país de referencia para la siguiente década. En 2018 España está
desempañada y la marca España ahora tiene más sentido que nunca.
Luis Cañada
28 julio 2013
Revista Coaching
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