La Marcha Martínez Oliver IV

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Te continuamos contando aquí el recorrido de la Marcha Juan Martínez Oliver al detalle. Recuerda que esta prueba se celebrará en Almería el próximo día 8 de junio.

Y ahora afrontaremos la subida más dura de la jornada, la que nos lleva al punto culminante del día, el Alto del Castro de Filabres, a más de 1200 metros, tras enfrentarnos a brazo partido a un ascenso de casi veinte kilómetros de longitud. Así que, primera recomendación, calma.

Afortunadamente este puerto no presenta rampas impoisibles y además tiene bastantes descansillos que nos permitirán tomarnos algunos respiros durante su ascenso. Eso sí, piensa que estamos en el tramo libre de la marcha, por lo que todo el mundo irá a cuchillo, y que tomar un ritmo que no sea el tuyo puede resultar fatal a la larga…aunque con un descenso tan pronunciado como el que te espera tras la cima, ¿quién no busca exprimirse un puntito de más?

Una zona muy especial

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La subida tiene varias partes bien diferenciadas. La primera es de unos tres kilómetros y medio, superando el cinco por ciento de media, y con rampas de más del siete por ciento, nada más salir del pueblo de Gérgal. Es un tramo donde no cebarse será fundamental, ya que se viene de una bajada y las piernas aparecen renuentes a coger el ritmo. Después, tras medio kilómetro de bajada viene la segunda parte del puerto, otros cuatro kilómetros, algo menos empinados, aunque con un tramo central que de nuevo sube por encima del siete por ciento. En esta ocasión lo más complicado será mantener ligera la musculatura ante tantos cambios de ritmo. No obstante se puede apretar un poco, ya que después nos esperan dos kilómetros casi llanos y otros dos de descenso hasta Olula de Castro. Eso sí, ten cuidado en la primera parte de la bajada, bastante empinada y que puede darte algún susto si la tomas demasiado fatigado y sin las debidas precauciones.

Tras este descanso llega un nuevo tramo de casi tres kilómetros que resulta ser el más duro del puerto, con un kilómetros central al ocho por ciento y rampas sueltas al diez que, unidas al frio por el descenso, convertirán a estos metros en los más agónicos de la marcha. Un nuevo empinado descenso nos deja al pie de los cuatro kilómetros y medio finales de la subida, que no llegan al cinco por ciento de media, pero donde los continuos descansillos y cambios de pendiente harán que el ritmo no nos resulte cómodo en ningún momento.

Belleza desoladora

Después de esto habremos cocornado el Alto de Castro, a 1273 metros, el puerto más largo, alto y duro de la marcha y ya la tendremos prácticamente superada. Un puerto largo pero asequible, con continuos cambios de ritmo, donde lo importante es no cebarse en ruedas que no podamos seguir, y sobre todo disfrutar de los majestuosos paisajes que nos rodean en todo momento. Eso sí, desde su cima aun nos quedará una buena ración de kilómetros que te explicaremos otro día.