El marco no podía ser más simbólico y solemne. En Versalles el Presidente de la República con su gobierno, acompañados por los miembros de la Asamblea y el Senado. El acto acabó con todos ellos cantando su hermoso himno nacional.
Por eso el fanatismo islámico los golpea insistentemente; saben que es una nación unida frente a la adversidad, auténticamente laica, orgullosa de su historia y defensora de sus grandes valores- libertad, igualdad y fraternidad- cuya conquista inició la Edad Contemporánea en 1789 e inspiró la Declaración Universal de Derechos del Hombre y del Ciudadano.
Uno llega a tener sana envidia cuando vive en un país donde ni siquiera ante estos temas se logra la unanimidad. Entre cobardes, gilipollas e indiferentes lo hacemos imposible.