Revista Educación

La más fea del grupo

Por Siempreenmedio @Siempreblog
La más fea del grupo

Siempre me he considerado la más fea del grupo, da igual si hablamos de pandilla de amigos, de clases, de trabajo, de multitud, de humanidad. No pasa nada, la genética no me repartió buenas cartas y, en realidad, los pocos agraciados somos mayoría. La cosa es que no ayuda mucho crecer con el cuento del Patito Feo, ni la historia repetida en series, películas y libros de la fea que se vuelve cisne y conquista a sus antiguos amores platónicos (también existe la versión de quien vuelve a vengarse, pero ese es otro género). Con el paso del tiempo, me di cuenta que el patito feo nunca debió convertirse en cisne, sino aceptar su belleza propia y ponerse a nadar tan a gusto.

Una vez alcanzada esa madurez o resignación, me dispuse a aprender de quienes me rodeaban y descubrí esa maravillosa capacidad de los animales de no juzgar y no tener ni la más remota idea de si eres guapa o fea, nueva o vieja, porque el atractivo se basa en disponer de comida, agüita fresquita y, lo más importante, ganas de jugar. Así que ya no soy la más fea del grupo, sólo un miembro de la manada que se atreve a darles un consejo (si lo quieren recibir, claro): quédense siempre con quien les mire y les espere como la de la foto.

La más fea del grupo


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