Revista Opinión

La masonería, familia y sociedad

Publicado el 04 junio 2015 por Habitalia
La familia es una institución socioeconómica a la que se le atribuye el ser un elemento básico en el origen de la sociedad humana; reconociéndosele como una de sus instituciones más estables y perdurables.

La familia se crea a partir de vínculos de parentesco o matrimonio, que provee a sus miembros de mutua compañía, solidaridad y seguridad. Su organización y función varían de acuerdo a las características de la sociedad en la cual se desarrolle.

En las sociedades primitivas, las tribus nómadas estaban formadas por varios núcleos de individuos, unidos por lazos de parentesco; que se desplazaban juntos parte del año. Durante su peregrinación, los hombres cazaban, en tanto las mujeres cuidaban a los niños, recolectaban y preparaban los alimentos.

A causa de la dificultad de obtener alimentos, estos grupos se separaban durante los inviernos.

En este tipo de sociedad se practicaba el infanticidio como cosa natural y la expulsión del núcleo familiar de los ancianos y enfermos que no contribuían al sustento de la comunidad.

II. La Familia en el Cristianismo.- El cristianismo representó una profunda transformación en el pensamiento ético-moral-social de la sociedad judía de su época, caracterizada por el predominio del hombre, permitiendo a éste poseer varias esposas y el repudio de alguna de ellas cuando consideraba ofendida su dignidad,

La instauración del Cristianismo ofreció una nueva noción del matrimonio, la maternidad y la familia en general, al establecer la monogamia, que garantizaba una situación de igual dignidad entre los dos esposos, así como la indisolubilidad del matrimonio. Ambos conceptos marcan el largo camino que ha transitado la mujer en la lucha por sus derechos civiles, asumiendo de esta forma la defensa de la unidad y la estabilidad de la institución familiar.

La Reforma protestante del siglo XVI, sustituye en parte el carácter netamente religioso de los lazos familiares, dando a los mismos un perfil más civil. La mayor parte de los países occidentales actuales reconocen la relación de familia fundamentalmente en el ámbito del derecho civil.

III. La Familia Moderna.- El núcleo familiar era la unidad más común en la época preindustrial y aún sigue siendo la unidad básica de organización social en la mayor parte de las sociedades industrializadas modernas. Sin embargo, la familia moderna ha variado con respecto a su forma más tradicional en cuanto a funciones, composición, ciclo de vida y rol de los padres.

La única función que ha sobrevivido a todos los cambios es la de ser fuente de afecto y apoyo emocional para todos sus miembros, especialmente para los hijos.

Otras funciones que antes desempeñaba la familia rural (trabajo, educación, formación religiosa, actividades de recreo y socialización de los hijos); son hoy realizadas por instituciones especializadas.

El trabajo generalmente se realiza fuera del grupo familiar y sus miembros suelen trabajar en ocupaciones diferentes y lejos del hogar.

La educación la proporcionan el Estado o grupos privados.

Finalmente, la familia todavía es la responsable de la socialización de los hijos, aunque en esta actividad los amigos y los medios de comunicación han asumido un papel muy importante.

IV. Composición familiar.- A partir de la industrialización, la estructura de la familia ha cambiado en la sociedad, cambios que están relacionados con la modificación del status social de la mujer.

En las sociedades más desarrolladas, la mujer puede ingresar en el mercado laboral en cualquier etapa de la vida; experimentando mayores expectativas en la satisfacción de sus aspiraciones personales.

Esta situación, unida a las facilidades legales que existen al respecto, ha originado que en los últimos tiempos se produzca un aumento en la tasa de divorcios, y por ende, en la disolución de los lazos familiares.

Durante el siglo XX, en Occidente ha disminuido el número de familias numerosas; fenómeno asociado a una mayor movilidad residencial y a una menor responsabilidad económica de los hijos para con los padres mayores, al irse consolidando los subsidios de trabajo y otros beneficios por parte del Estado que permiten mejorar el nivel de vida de los jubilados.

A partir de la década de 1970, el prototipo familiar más común, lo constituyen las familias mono parentales, familias del padre o madre casado en segundas nupcias y familias sin hijos.

Las familias mono parentales en el pasado eran a menudo a consecuencia del fallecimiento de uno de los padres. Actualmente la mayor parte de estas familias, son consecuencia de un divorcio. Otras están formadas por mujeres solteras con hijos.

Ya en 1991 uno de cada cuatro hijos vivía sólo con uno de los padres, por lo general, la madre. Muchas familias mono parentales se convierten en familias con padre y madre a través de un nuevo matrimonio o de la constitución de una pareja de hecho. En estos tipos de familia los problemas de relación entre padres no biológicos e hijos suelen ser un foco de tensiones.

Los cambios en la situación de la mujer modificaron esta tendencia. Hoy las parejas, especialmente en los países más desarrollados, a menudo eligen no tener hijos o posponer su nacimiento hasta gozar de una óptima situación económica.

Las familias sin hijos son cada vez más el resultado del control de natalidad.

Actualmente un número significativo de parejas viven juntas antes o en vez de contraer matrimonio. De forma similar, algunas parejas de personas mayores, a menudo viudos o viudas, encuentran que es más práctico desde el punto de vista económico cohabitar sin contraer matrimonio.

Por otra parte, las parejas de homosexuales también viven juntas como una familia, compartiendo a veces sus hogares con los hijos de una de las partes o con niños adoptados.

V. La Masonería y la Familia.- El Sistema de Educación Masónico que se imparte en nuestra Institución, está destinado a formar en sus afiliados el hábito del estudio y conocimiento de sí mismos, para lograr que pueda penetrar hasta esos recónditos parajes de su propio ser interno donde radican estas y otras pasiones que pervierten la naturaleza esencialmente divina del hombre, y puedan prender en su corazón la LUZ de la VERDAD, la RAZON, y la JUSTICIA. empleando para ello las únicas armas que le son dadas utilizar: LOS VALORES MORALES, HUMANOS Y SOCIALES que nuestra Institución muestra a sus miembros desde el instante mismo de su Iniciación en ella, Valores que ya los candidatos a ingresar en nuestra Fraternidad han de poseer, al menos en estado latente y que adquirirá su total desarrollo mediante el estudio y el trabajo constante que nuestra Institución le proveerá a medida que progrese en la misma, adquiriendo así los materiales espirituales, intelectuales y morales que le son necesarios para la construcción de ese TEMPLO INTERIOR. cuya luminaria central lo será su propia CONCIENCIA, ILUMINADA POR LA RAZON.

La Masonería se proclama a sí misma como "La Institución Orgánica de la Moralidad", y sabemos que los Valores Morales se trasmiten de generación en generación, lo que implica la importantísima e insoslayable responsabilidad que asume cada una de las generaciones que suceden a la anterior, de ser ellas mismas capaces de inculcar aquéllos Valores Espirituales, Morales y Sociales heredados de sus mayores, a la generación que habrá de seguirle.

La Masonería, como parte inseparable de la Sociedad de cada país, reconoce a la familia como la institución social básica, por ser ella la más estable y duradera; primer y más importante eslabón en la formación de Valores Espirituales, Morales y Sociales en la comunidad, país, o nación en la cual ella se desenvuelve.

La familia tiene su propia función como trasmisora y perpetuadora de Valores, como el único y verdadero antídoto válido para combatir a LA IGNORANCIA, LA HIPOCRESÍA Y A LA AMBICIÓN.

Es por esta razón, que la Institución Masónica concede una importancia preeminente a la existencia de una familia moralmente sana, bien definida y estructurada en su jerarquía natural.

A tal efecto, la Masonería requiere que los candidatos a ingresar a ella posean ante todo incólume sus Valores familiares. El pretendiente a ingresar a la Masonería, debe ser buen padre, buen hijo, buen esposo, buen hermano y ser capaz de trasmitir a su familia, con su ejemplo, los conceptos y valores comprendidos en la filosofía y la doctrina de la Fraternidad.

La Masonería ha de enfocar su atención en la problemática a que se enfrenta el Hombre de la actual generación y para ello ha de esforzarse en hallar los medios necesarios para fomentar el fortalecimiento de la Institución familiar, por ser ésta la fuente y trasmisora de los Valores Humanos esenciales, heredados de nuestros antepasados, para que la sociedad universal pueda convivir en Paz, Armonía Y Libertad.

La Paz, aspiración eterna de la humanidad, es sólo posible cuando cada hombre asuma su propia responsabilidad, aceptando que la Verdad es un concepto universal, y por ende, no puede ser privativo de una secta, asociación o institución determinada, haciendo entonces valedero uno de los más importantes principios sobre los cuales se basa todo el Sistema de Educación Masónico Universal, LA TOLERANCIA, que nos lleva al conocimiento de que en el fondo de toda opinión puede hallarse algo de verdad.

Pero la PAZ, requiere además de la aceptación por parte de los hombres de que para vivir en sociedad se requiere del equilibrio necesario que ha de existir entre el cumplimiento de ciertos Deberes y el disfrute de determinados Derechos Naturales, innatos al hombre por el sólo hecho de serlo.

Los Grados Escoceses, o grados filosóficos, están dedicados al estudio y comprensión de este aspecto fundamental de la convivencia humana: Los Derechos y Deberes Humanos.

La Masonería Escocesa muestra a sus miembros cuáles son sus deberes para con la sociedad, y lo que justamente habrá de renunciar de su propia Libertad Individual en aras de convivir de forma armónica en una comunidad que le garantice la seguridad necesaria para el desenvolvimiento de sus actividades económicas, sociales y políticas. Y, por otra parte, y asociados a aquellos, le muestra cuáles son sus Derechos Naturales que habrán de darle a conocer su propia condición y dignidad humana.

Pero, además, en las enseñanzas que estos grados brinda a sus afiliados, está el reconocimiento de la condición y dignidad de los otros miembros de la comunidad, por lo que inculca en los masones escoceses como principio elemental de su actuar en la sociedad, el respetar en los demás los derechos que quiere que se le respeten a él mismo,

La Masonería Escocesa, dedica su atención a las relaciones del hombre con la sociedad, fundamentando y ampliando en su Sistema de Educación Escocista, el estudio de aquellos tres elementos que la Masonería había identificado como los principales enemigos de la humanidad: LA IGNORANCIA, LA HIPOCRESÍA Y LA AMBICION, a los cuales nuestra Fraternidad opone los conceptos luminosos de la LIBERTAD, LA IGUALDAD Y LA FRATERNIDAD, trinidad luminosa en la cual descansa la felicidad de las naciones.

VI, CONCLUSIONES. La Sociedad mundial se encuentra enferma precisamente porque la familia ha perdido su primacía como protagonista fundamental en la formación de los valores morales, espirituales y sociales que, a pesar del paso de los tiempos, no han perdido su vigencia.

En nuestro país, la implantación de un nuevo sistema de valores que da más importancia a lo social que a lo individual, que niega el incentivo a los afanes por la superación de los individuos; y que desconoce los valores tradicionales (que habían subsistido al paso del régimen colonial a la república), haciendo énfasis en inculcar a la sociedad cubana una concepción filosófica materialista de la vida, ha dejado un vacío conceptual particularmente en las nuevas generaciones de cubanos.

La década de los noventa trajo consigo un reencuentro de nuestro pueblo con la vida espiritual, no obstante este nuevo despertar; vino envuelto en una confusión de concepciones espiritualistas, con manifestaciones de una imprecisa noción materialista de la vida, lo cual ha dificultado llevar al seno familiar, la labor educativa y moralizadora de Instituciones como la Masonería.

Por otra parte en el torbellino que origina la escasez y las dificultades de toda índole que por décadas ha atravesado nuestra población, conceptos tales como veracidad, honradez, libertad, igualdad, fraternidad, han perdido su significado; lo cual es algo muy preocupante, si percibimos que nuestra sociedad se encuentra ante un evidente e irreversible proceso de transformarse en algo que en este momento aun no se aprecia claramente. Esta confusión conceptual antes expuesta, puede desencadenar una espiral de acontecimientos nada deseables para el futuro de la familia cubana y del país en general.

Ante la inmediatez de esta realidad, la Masonería, y las demás instituciones remanentes de la precaria sociedad civil pre revolucionaria deben:

  1. 1. Establecer un amplio programa encaminado, en su fase inicial, a que la familia se reencuentre con los valores morales, espirituales y sociales que caracterizan nuestra identidad nacional porque de ello depende el fortalecimiento de la unidad familiar que es el medios más eficaces con que contamos para garantizar una sociedad estable.

  2. 2. Facilitar a familia cubana los mecanismos legales que le permitan mejorar sus condiciones de vida, mostrándoles como ¨aprender a emprender¨ proyectos de autogestión económica familiar, que brinde a sus miembros la posibilidad de trabajar unidos para enfrentar la realidad económica actual, restituyendo así la autoestima que actualmente el cubano ha perdido. La empresa familiar proporcionará a la familia la posibilidad de hallar en Cuba el bienestar que actualmente aspira a encontrar fuera del país, permitiéndole, además, contribuir al bienestar de los menos favorecidos mediante del pago de impuestos justos.

  3. 3. Se debe brindar todo el apoyo posible a la reconciliación que se está produciendo entre los miembros de la familia cubana, inicialmente con los que marcharon al extranjero, así como al lento y difícil reencuentro de las familias que permanecen en la Isla que han estado distanciadas por más de cuatro décadas, a causa de las pasiones políticas que a partir del año 1959 se desencadenaron en nuestro país y que hirieron muy gravemente la unidad familiar, No obstante, este primer paso positivo, emprendido a partir de la familia, será, indudablemente el inicio de los acontecimientos que habrán de generar un proyecto mucho mayor: la reconciliación de todos los cubanos.

La familia cubana merece ser tomada en cuenta por nuestras instituciones; concediéndoles la oportunidad de ser ella el puente de amor a través del cual muestro pueblo halle la paz, la armonía y el progreso a que tiene derecho.

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Fuente: Desde Cuba


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