Todo es Historia, 1982. Una de las cuatro tapas que la revista le dedicó a la Masonería desde 1967 hasta la actualidad.
Fragmento de una entrevista al que fuera Gran Maestre de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, Carlos Wilson (1912-1996), extraída de la revista Todo es Historia, Año XVI, Nº 186, Noviembre de 1982.
-Ustedes, en caso de conflicto, ¿son más argentinos que masones?
-No hay oposición entre Patria y Masonería. La historia lo dice. Trabajando en la masonería trabajamos por la Patria. Pero si alguna vez debe suspenderse el trabajo masónico para defender a la Patria amenazada, no dude de que los masones argentinos responderemos como los hijos más dignos de este suelo...
-¿Por qué no condenaron a la Gran Bretaña, durante la Guerra de las Malvinas?
-Nuestra definición pública fue más concreta y efectiva que eso. Reafirmamos los derechos argentinos, pero además nos ofrecimos para que el país utilizara todos nuestros contactos y relaciones para la defensa de los mismos. Como entidad y a través de hermanos vinculados en el exterior, realizamos una intensa labor de esclarecimiento y promovimos inmediatamente comprensión hacia la posición argentina. Muchas de las expresiones de simpatía hacia la argentinización del Atlántico Sur, protagonizadas por estadistas, entidades y personalidades del extranjero, fueron estimuladas por nuestros mensajes. Antes, durante y después de la guerra, la diplomacia, la política, la comunicación y la cultura, demostraron ser indispensables. La guerra fue un albur, y su resultado adverso no hizo sino demostrar una vez más el absurdo de creer en la violencia como solución de los problemas. La derrota militar no nos privó de nuestros derechos, jurídicamente válidos aún contra el fallo de las armas, ni este aseguró a Gran bretaña el derecho de que carece. Las autoridades que hicieron la guerra fueron depuestas por sus pares, en evidente cuestionamiento de su actuación, y ahora nuestra Patria aboga diplomáticamente, en el terreno más conveniente para su justa reivindicación. Precisamente el que los masones, por sus principios y tradición, señalaron como idóneo y en el que están en condiciones de operar, con toda la fuerza de una hermandad universal que comparte secularmente los ideales del Libertador José de San Martín, desde los tiempos de la Logia Lautaro. El padre de la Patria utilizó las masónicas para impulsar la Independencia. Valía la pena intentar otro tanto en la cuestión de las Malvinas. Hicimos y haremos lo que todavía esté a nuestro alcance, convencidos de que en la acción pacífica somos invencibles, pues nos acompañan en todo el mundo quienes practican el lema: Libertad, Igualdad, Fraternidad, y cada día renuevan su pacto con la Justicia y la Verdad.
-¿No cree que existe contradicción o en caso contrario qué jerarquía usted establece entre la fidelidad: primero, a la Orden, a un partido político, a una jerarquía religiosa, o a sus propias convicciones?
-La masonería no persigue el triunfo de ningún tipo de gobierno determinado, ni de implantar una forma de Estado en particular. Su fin primordial es -a través de sus hombres- el de crear en cada época y sociedad las condiciones favorables para los cambios que en todo orden se producen luchando para mantener y ampliar, cada vez más, los valores esenciales de la persona humana, individual y socialmente. Bajo su lema de Libertad, Igualdad y Fraternidad o con sus ideas, lo masónico estuvo presente en las dos revoluciones inglesas de 1648 y 1688; en la revolución norteamericana de 1776, la francesa de 1789, en la Independencia hispanoamericana, en la Reforma de Benito Juárez, en México; o en la República Española de 1936. El espíritu de la masonería combate todas las formas autocráticas.
-¿Es que la masonería se coloca por encima de los partidos y grupos?
-El masón está unido a su hermano por un pacto de unión. La masonería no pretende superar las contradicciones sociales, políticas o culturales que separan a los hombres porque no cree en la uniformidad de la vida, sino que trata de unir a los hombres en aquellos principios comunes a todos. Por eso, muchas veces, se ha dado que dos o más masones se opongan en el plano político de un Estado, al pertenecer a dos partidos distintos. Esto ha ocurrido, por ejemplo, en la política francesa, inglesa, norteamericana, chilena o argentina. Cada uno guardará su independencia. Pero ninguno de ellos podrá transgredir en su campo de acción específico los principios de respeto a la persona humana y a las libertades básicas del pueblo. Un masón no puede oponerse al bienestar de la colectividad ni conculcar los derechos de los individuos, sin contradecir los fines de la Orden. Los masones reafirmamos nuestras ideas democráticas frente a todos los extremismos políticos o de cualquier otro signo.