En la mañana del 16 de diciembre, el coronel alemán de las SS Joachim Peiper recibió el mando de una unidad compuesta de cerca de 100 carros Pz IV y V, y un batallón de 40 King Tiger, apoyados por infantería motorizada. Su tarea consistía en actuar como cabeza de lanza en la ofensiva de la Ardenas.
El paso de Peiper a través de Bélgica dejó una estela de muerte. En Honsfeld, un área de descanso para el 349 Regimiento de la 99 división de Infantería norteamericana, paracaidistas que viajaban en los carros blindados saltaron para intentar cercar a las tropas enemigas. Diecinueve de ellos, que se negaron a rendirse, fueron fusilados. Cerca de Bullingen, Peiper tomó un pequeño aeródromo y obligo a los GI capturados a abastecer a sus tanques. Una vez terminada la tarea, fueron fusilados. En Ligneuville, otros ocho prisioneros norteamericanos murieron.
Miembros del Kampfgruppe Peiper camino de Malmédy
Continuaron el avance hacia la ciudad de Malmédy, donde una columna norteamericana, equipada solamente con armas ligeras, se vieron obligados a capitular contra los tanques alemanes. Tras registra a los prisioneros, los alemanes les ordenaron en ocho filas de15 hombres cada una. Entonces hicieron avanzar dos tanques y los soldados fueron abatidos con fuego de ametralladora. De los 120 norteamericanos, 20 lograron salvarse milagrosamente y, a pesar de las heridas, pudieron esconderse en un bosque cercano. Unos doce hombres consiguieron introducirse en un café, pero los alemanes incendiaron el edificio y fusilaron a todos ellos según iban saliendo, asfixiados por el humo.
Vista de la ciudad de Malmédy durante la campaña de las Ardenas
Cuando el informe sobre la matanza llegó al Cuartel General del I Ejército, el mismo día, fue hecho público. Esto resultó ser un punto decisivo de la campaña, pues en vez de causar pánico entre los soldados norteamericanos, como pretendía Hitler, fortaleció su moral a la hora de hacer pagar a los alemanes su crimen.
Cadaveres de los norteamericanos fuslidados.
Tras la guerra, Peiper y sus cómplices fueron arrestados y juzgados por el asesinato de 308 soldados y 111 civiles, aunque se estima que el número real de sus victimas llega al doble de esas cifras. Peiper fue condenado a muerte, pero se le conmutó la pena por cadena perpetua en septiembre de 1948. El 22 de diciembre de 1956 fue sorprendentemente liberado.
Fuente: Enciclopedia ABC, Segunda Guerra Mundial.