Y una nueva entrega de nuestro gran diccionario ha llegado, ya quedan pocas semanas y, en mi caso, todavía muchas letras en el tintero, así que vamos a ponernos manos a la obra.
Esta semana os voy a hablar de la palabra Dedal, todos sabemos lo que es un dedal, pero por si hay alguna duda, os dejo la definición de nuestra amiga Wikipedia :
Un dedal es un instrumento utilizado en costura que sirve para empujar la aguja cuando se da una puntada.
El dedal es un cubilete de pequeñas dimensiones que se inserta en uno de los dedos de la mano y se emplea para ejercer presión sobre la aguja en el proceso de costura. El dedal está fabricado en materiales rígidos como metal, lo que permite empujar la aguja sin pincharse el dedo. Para facilitar la operación, está cubierto de muescas en toda su superficie para apoyar la aguja con seguridad sin que resbale.
A continuación os voy a intentar explicar por qué esta palabra debe estar en mi diccionario personal.
Desde que soy madre, siento como si me hubiese puesto un dedal, una armadura para que nada ni nadie me dañe y poder ser la persona fuerte que debo ser y que mi hijo tenga toda la protección posible que yo pueda ofrecerle.
Hasta hace no demasiado, este dedal o armadura, era algo que yo misma me había autoimpuesto, algo que en principio no necesitaría, simplemente deseaba hacerlo por él, por aquel pequeño ser que acababa de llegar al mundo y necesitaba a su mamá al 100%.
Pero como la vida no deja de dar lecciones, una y otra vez, este dedal se ha convertido en algo absolutamente necesario. Y vamos a verlo poco a poco.
Mi dedal no permite que ninguna aguja (entiéndase aguja como daño, lección de vida o como lo queramos llamar) penetre en mi interior, y la gran coraza de metal empuja la aguja cuando vienen las putadas (perdón, puntadas!!!!)
A diferencia de la definición de Wikipedia que dice que el dedal se inserta en uno de los dedos, mi dedal es de cuerpo entero, y eso hace que ninguna aguja que intenta penetrar en él me haga daño, por supuesto que mi dedal tiene muescas, para facilitar el trabajo, porque esas muescas han sido y serán la experiencia, las agujas que han intentado atravesar esa coraza, alguna ha casi conseguido atravesarla, pero mi dedal es fuerte, y con cada nueva muesca se hace más fuerte aún.
Porque gracias a este dedal experimentado, no me vengo abajo, y lo que hay dentro, es decir, yo, sigue adelante con toda la fuerza que necesita mi hijo que yo tenga, porque él no entiende de la vida, por desgracia algún día lo entenderá, pero ahora no es algo que deba aprender, la inocencia e ignorancia de los niños es su mayor felicidad, y para que pueda disfrutar de esa felicidad, yo tengo que proporcionarle seguridad, y lo haré, lo haré siempre, porque se lo merece.
Así que mi dedal sigue ahí, llenito de muescas, pero siempre haciendo su función.
Y vosotras, ¿Tenéis también un dedal?