Para esta nueva edición del Gran Diccionario de la Maternidad creado por Trimadre a los 30, he elegido la palabra reflexionar, que significa considerar detenidamente algo.
Recuerdo que cuando conocí a mi marido, hace ya más de 7 años, me preguntó qué esperaba de la vida, y no supe responderle, es más, todavía no le he respondido. En ese momento me dí cuenta que no me había planteado nunca algo tan profundo, me limitaba a vivir y difrutar de la vida que ya es bastante. Y así he seguido haciendo hasta que me he convertido en madre y he tenido a mi bebé en brazos.
Desde que tuve a mi bebecito conmigo y pude observarle con detenimiento, empecé a reflexionar sobre la vida, cómo la había vivido hasta entonces y cómo iba a vivirla a partir de ahora.
A medida que mi bebé ha ido creciendo, siempre le he observado, reflexionando sobre sus logros, dándome cuenta que realmente es mi hijo, porque todavía hay veces que me cuesta creerlo, pero ese minihombrecito es mi hijo, ha estado dentro de mi, ha formado parte de mi mismo cuerpo y ahora esta empezando a ser completamente independiente.
Ahora que sabemos que estamos esperando otro bebé, que otra minivida se está formando dentro de mi, se me plantean nuevas reflexiones hacia la vida y mi familia.
Cada una de estas reflexiones, logran llenarme los ojos de lágrimas, porque soy feliz, porque por fin tengo una respuesta que darle a mi marido, porque ya se lo que espero de la vida y es ver crecer a mis hijos, verles felices, ver cómo se convierten en grandes personas.
Gracias a la maternidad he aprendido a reflexionar y plantearme cuestiones que antes ni siquiera se me pasaban por la cabeza.
Reflexiones profundas que me hacen ver todo lo bueno que tengo y deshechar lo malo, y disfrutar de la vida más intensamente. No es fácil, pues siempre hay algo para ponerlo difícil, pero entonces me pongo a observar a mi hijo y se me olvida todo, solo veo lo bueno y maravilloso que es ser su madre.