Sobra decir que, para esta edición, voy a tener que ahorrarme las acepciones que mis queridos ocupantes de sillón de la RAE tienen por costumbre cederme con cada palabra que elijo. ¿Que por qué? Obvio, gente. Ya me diréis cómo definiríais vosotros ¡YUPIIII!
He elegido ¡YUPI! porque ése es el grito de guerra de mi voz interior cada vez que algo inesperado (o no tanto), desafortunado y/o inoportuno trunca mis planes de madre y me hace desviarme del plan original o, simplemente, retrasa todo inevitablemente o, con el corazón en la mano, me toca los ovarios bien tocados. ¡YUPI! Es lo que he dicho esta mañana cuando, a un minuto de salir por la puerta, me ha llegado un tufo a mofeta (podrida, además) que tiraba para atrás, he mirado al Rubiazo, me ha sonreído y no ha hecho falta nada más: "¡YUPIII! Habemus caca..." No es necesario que os explique que he pasado de ser yo a ser Taz de Tazmania, por lo de ir como un torbellino digo. Bueno, y por el aspecto también. ¡YUPI! Es lo que dije cuando el fin de semana pasado, contra todo pronóstico, "aterrizamos" en Dinópolis a la hora prevista (sí, lo habéis adivinado, aún estamos celebrándolo) y al salir del coche descubrimos que el Rubiazo tenía pinta de "quiero tener fiebre". Y aún sonó más fuerte en mi cabeza el ¡YUPIIIIIII! cuando pasado un rato largo y una vez dentro de las instalaciones... El Rubiazo logró su objetivo: "Habemus fiebre". Bueno, pobre, #malamadre que soy... En realidad, el objetivo fue más de sus muelas (sí, mi rubio sólo tiene dos dientecitos abajo, cuatro arriba y pasa de completar en orden, va a salto de mata). ¡YUPI! Es lo que volví a decir cuando metí lamano en la bolsa del carro, la de los "por sis" y... ¡Tachaaaán! ¡Que "no" habemus paracetamol! ¡Que se ha "quedao" en la entrada de casa! Re-¡YUPIIIII! ¡YUPI! Es lo que dijo Papi (y yo le hice los coros), cuando consiguió que le dejaran salir del recinto en busca de una farmacia, después de un buen pateo, llegó al coche y entonces, y sólo entonces, descubrió que ¡¡las llaves del coche las tenía yo!! Así que, como gracias al cielo, Teruel YA existe, se fue a pie en busca del paracetamol porque el parquecito en cuestión está cerca de viviendas habitadas. Nooooo, no se fue de puerta en puerta en plan "Trick or treat?" (por lo de la coincidencia de fechas más que nada), se fue a una farmacia como toca. Pero la otra opción hubiera molado, ¿que no?: - Ding, doooong - Hola, mmm.. Dígame, qué quería? - Trick or ¿paracetamol para niños? - :$ ¡YUPI! Es lo que digo si voy sola con ambos pipiolos en el coche porque a Pichu le toca música, y ellos ya van calentando motores y afinando el aparato fonador; es decir, Rubiazo hace el papel de los tres tenores a la vez berreando con toda su potencia, y Pichu va cantando, pero de verdad, canciones inventadas sin ningún tipo de sentido en cuanto a contenido, bastante afinadas (gracias al cielo) y yo empiezo a ver bolitas de colores fosfis por todas partes, y la cabeza llega a darme giro de 360 grados y empiezo a levitar. ¡YUPI! Es lo que mi alma contenta grita cuando, después de 30 minutos de reloj dando vueltas, no encontramos sitio para aparcar, se hace la hora de que Pichu empiece su clase y el panorama es éste: Ambos sopa en el coche, Pichu casi ni respira del estado "karmático" en el que ha entrado por lo que aunque grite su nombre alto y claro no hay "tutía", ni siquiera hay sitio en los 800 vados de la calle de la escuela de música y yo... Yo sólo quiero pillar un avión y aparecer en Jamaica. ¡YUPI! Es lo que he pensado, en voz alta, hace un ratito cuando, después de ir adrede a mercawoman a por leche de soja y pañales, he llegado a casa con un montón de cosas más y sin leche y pañales. Así que como ya no me da tiempo a aparecer por el "superete" antes de que empiece la jarana de la tarde, ¡YUPI! será lo que gritaré con potencia suficiente para que me consideren persona "no ZAS" en el momento en que Rubiazo decida necesitar un cambio de pañal. ¡YUPI! Es lo que van a gritar mis tres tesoros cuando descubran que de lo generosa que he sido metiendo lentejas en la olla, tenemos lentejas para alimentarnos tres meses, y eso contando que comemos mediodía y noche, y que no invitamos a nadie (es que invitar a lentejas... pelín mal, ¿no?). De hecho, el que gritará con más emoción el ¡YUPI! será Papi, porque si hay algo en esta vida que le encanta comer... NO son lentejas. ¡YUPI! Es lo que acabo de chillar (junto con un "su p... madre") ahora que acabo de caer en que hoy hace justo una semana que tenía que haber hecho una llamada relativamente importante (¡¡YUPI, YUPI, YUPIIIIIIIIII!! ¡Aaaaaaagh!). Cabeza de chorlito… ¡YUPI! Porque soy consciente de que hay algo que se me está escapando y olvidando relativo a esta tarde (cole, guarde, meriendas, música y demás) y no consigo averiguar que es, por lo que, como este tipo de sensación, muy común en toda madre, no suele ser en balde... En unas horas igual os llega una ¡¡YUPIIIII!! que os revienta el tímpano. Sí, efectivamente, entonces seréis vosotros quienes gritaréis:(Imagen sacada de google, fuente: http://tecnoentretenimiento.wordpress.com/2013/01/04/ultima-version-de-whatsapp-en-iphone-3g/ )
CON M DE MAMÁ