Revista Creaciones
Durante estas últimas semanas (vale, casi todo el verano), he estado viviendo lo que yo llamo una "maternidad relajada". Mi wasamiga Vero (Trimadre a los 30) me dió la clave en un genial post que os recomiendo. Y me la dio sin saberlo, porque en su post no se habla de esto. Pero ella, entre otras wasamigas, definen en sus blogs una forma de vivir la maternidad que no es la mía. Aunque seguro que también es relajada... ;-)
Así que después de darle vueltas al tema (el run run ya comenzó tras este post de Noni, de con M de Mami) cero que estoy preparada para definir mis principios sobre la "maternidad relajada"
UNA INTRODUCCIÓN A MI MATERNIDAD RELAJADA
A los dos meses de nacer la NiñaGato yo me aburría. En serio. Ella dormía y comía. Y a mí me quedaban otros dos meses, casi tres, de baja maternal. Y deseaba volver a trabajar. Ella creció, empezamos a entendernos (me costó empezar a quererla, todo se me hacía raro, difícil, grande) y todo funcionaba más o menos bien. No hubo teta, apenas un par de semanas. Ni colecho. Ni porteo. Y a los cuatro meses, probamos con el Duérmete Niño, a nuestra manera, un par de noche. Y funcionó.
Llegó la guarde, con cero traumas por su parte y por la mía. Yo trabajaba en la oficina y en casa, mientras ella me miraba desde su hamaca primero, desde la alfombra después.. Luego empezó a demandar más: que me sentara con ella, que jugara...que dejara el maldito ordenador. Empezaron las broncas por las frutas en la merienda. Las broncas por no querer ponerse en la silla cuando salíamos a pasear. Las broncas con la comida. Yo estaba cabreada con ella, porque siempre salíamos tarde de casa, porque lloraba mucho cuando la levantaba de la siesta o en la bañera, porque no comía bien.. Algo fallaba.
A los 3 años, nació la NiñaKoala. Y empezó la auténtica guerra. En casa, todo cambió. La NiñaGato no tenía ningún problema con su hermana, pero sí con nosotros. Acababa de empezar el cole y además, un nuevo miembro en la familia. Nos decíamos de todo, nada bonito: quiero cambiar de familia, no te quiero como madre, voy a tirar todos los muebles de casa por la ventana... A lo que yo contestaba: pues vete con otra familia, te hago la maleta y te vas que seguro que encuentras una mamá a la que querer... Sí, esto con 3 años. Y a gritos. Era la madre loca del edificio, seguro.
Nos costó mucho rebajar la tensión, reorganizar nuestra vida de 4. Durante la baja maternal de la NiñaKoala no me aburrí nada de nada. No había mucho tiempo. En los pocos ratos libres que me quedaban, empecé a hacer un curso en la Universidad de Padres. Y a leer sobre pedagogía, crianza, ocio con niños... Sabía que algo fallaba y quería soluciones. Soluciones rápidas.
Pero como siempre que hay un problema, la solución no viene de fuera. Y menos rápidamente. La solución se encuentra buscando dentro. Me ha costado 3 años más. De darle mil vueltas a sus comportamientos, buscar razones diversas, motivos por los que hacían unas cosas u otras... 3 años de gritos, discusiones, portazos, lágrimas. Septiembres en los que me salió una hernia del estrés, quise ir al psicólogo porque no entendía que me pasaba (era una loca en potencia bastantes mañanas y muchas noches), me quedaba afónica...
Este Septiembre va a ser diferente. Porque estoy dispuesta a practicar una "maternidad relajada". He empezado a prepararme mentalmente este verano, a leer, pensar, buscar el origen... Creo que ya se por qué a veces me altero tanto, por qué los gritos, las peleas, los lloros. Ahora solo hay que intentarlo. Y en ello estoy
EL DECÁLOGO DE MI MATERNIDAD RELAJADA
1. Cuando estoy con mis hijas, estoy con mis hijasParece obvio. Pero me he dado cuenta de que a veces estaba con ellas pero estaba pendiente de una llamada de teléfono, de resolver un asunto, de manda un correo, de leer otro... Ellas me reclamaban y yo no podía. Y eso me cabreaba. Y lo pagaba con ellas. Así que ahora, cuando estoy con las niñas no hay móvil, no hay correo, no hay trabajo. Sólo la NiñaGato y sus movidas y la NiñaKoala y sus mimos:-)
2. Racionaremos los NOY es que agota el NO en la boca constantemente. No hagas esto, no cojas eso, no digas lo otro, no vayas, no vengas, no subas, no comas, no, no ,no, no... Basta de NO, coñe!! Esto lo he puesto en práctica durante las dos semanas de Slow Life que pasé con ellas. He pensado si merece la pena decir no a tantas cosas, o si podemos permitirles que lo hagan, quizá con alguna condición, algún cambio... Así, cuando les digo NO, saben que es NO
3. No negociamos
Seguro que en este punto, muchos estáis ya en desacuerdo. Pero los 6 años de experiencia familiar, me han llevado a esto. No voy a negociar. Se acabaron las discusiones eternas, las explicaciones eternas, el esto puedes hacer, pero esto tienes que hacer antes... No negociamos. Hay cosas que se pueden explicar, una sola vez. Una explicación. Y ya está. Además de cosas que no se hacen "porque mamá no quiere". Y ya está
4. Los Gritos, fueraEn esto ya llevamos Il Pappa y yo una temporada, con mejor o peor suerte. No nos gusta gritarles (¿a alguien sí?) pero lo hacemos. Y no funciona. ¡Nada de nada!! Este verano vinieron a vernos los mejores vecinos del mundo a nuestro retiro en el pueblitobueno. Y en uno de esos gritos a mis hijas, salió la suya pequeña llorando sin parar. Del susto. Mientras las mías continuaron haciendo el mal, sin inmutarse. Una bronca, que a veces es necesaria, en un tono bajito, para que ellas tengan que prestar atención: con las mías funciona mejor. Y poner cara de estar a punto de echarte a llorar por el disgusto...(lo tuyo es puro teatroooo) :-P
5. Escucha activa
Es uno de los cambios más potentes. Tras empaparme el curso de Mamma Omm, estoy poniendo en práctica la escucha activa. No negocio, pero tampoco grito. Y además, empiezo las frases intentando reconocer el sentimiento de mi niña, para luego explicarle mi postura. Es complicado, porque las prisas muchas veces te llevan a frases rápidas, poco pensadas. Pues ahora les dejo hablar, gritar, patalear... Y cuando acaban, entonces digo: "ya se que estás enfadada (o triste-dolida-aburrida-con sueño-hambre-rabia...etc), pero no voy a dejarte pasar a casa de la vecina por mucho que grites, llores y patalees. Y no te dejo porque no quiero que estés en su casa todo el día. Pasarás un ratito más tarde" y prau. A otra cosa. No grito. No explico. Escucho su respuesta y como mucho repito lo dicho. Sin saltarme ni una coma. Por ahora, funciona a ratos. Pero seguiré probando...
6. Nuestro talón de Aquiles eran las comidas
Y lo pongo en pasado. Porque esto se tiene que acabar. Durante el curso escolar, la cena es el único momento del día en el que estamos juntos los 4. El único en que Il Pappa está con sus niñas. Y no puede ser un rato de tensión, de lágrimas, de presiones... Tiene que ser un rato de risas, de hablar. Y si eso implica que alguna noche no cenen, pues no cenarán. Pero se acabó sentarnos y que nuestras conversaciones sean "come, pincha, mastica, come, has comido, cuida no lo tires, ¿ves?, lo has tirado todo, siéntate bien, acaba ya, te vas a la cama sin cenar..." Este punto será complicado. Muy complicado. Mi idea es ponerles la cena, sentarnos con ellas, y hablar de lo que sea. Haciendo oídos sordos a las protestas. Cuando acabemos todos, la que no haya terminado, a la cama sin cenar. ¿Avanzaremos en esto????
7. Si no hay uniforme, inventaremos unos uniformes
En nuestro cole no hay uniforme. Y dudo que lo haya en unos años. Pero el uniforme nos salvaría de las discusiones matinales: "no quiero eso, eso no pega, porque no puedo llevar vestido-mallas largas-vaqueros-minifalda hoy??" Y esto, con el tiempo pegado al culo, mal-mal, mamaloca-mamaloca. Así que nos sentaremos cada domingo y programaremos los "uniformes de la semana". Poca negociación, alguna concesión y alguna imposición. A ver que sale...
8. Las rutinas nos ayudan a todos, pero saltárselas será un premio
A ver, que no soy mamasargento. Pero creo que las rutinas ayudan. Ellas están muy locas en verano, disfrutando mil de la familia, los amigos y la calle. Pues eso es un premio. Tienen que ver las diferencias entre la semana y el fin de semana. Entre el curso y las vacaciones. Así que en casa se levantan a una hora, desayunan, se van al cole, van a las actividades de la calle, hay parque hasta una hora prudente (nunca de noche, que se me trastornan), luego casa, juego, baño, cena, cuento... Y cuando hay algo diferente, es un premio. Parece fácil, ya os contaré...
9. Las querré mucho, sin compararlas entre ellas ni con otros
Con lo fácil que es decirle "tu hermana, como es mayor, lo hace bien; tú tienes que aprender para ser mayor también". Pues en mi maternidad relajada creo que intentar cumplir esto no me estresará. Y para ellas será mejor, reforzará su autoestima. Y comparar no es bueno, nunca tenemos todos los datos. Me escuchaba decirle a la NiñaGato "eres un bebé, como tu hermana; te voy a poner pañal como no dejes de llorar como un bebé, que es lo que eres..." Y luego me moría de rabia por decirles eso
10. Reconoceré mis errores y fallos
Porque los habrá. Muchos. Claudicaré y les gritare. O les daré un capón porque me pueda la rabia. Porque se "saldrán de madre" una noche, dos, siete y no podré más y tendremos una batalla en la cena. Habrá mil fallos, pero después de cada uno, me pararé a buscar el origen. Para que no me vuelva a pasar.
Pues esta es mi forma de ser mamá. O la que quiero ser. Puede que la compartas o no, pero te aseguro que han sido años de buscar porqués y esto es lo que quiero hacer ahora.
Y por cierto, Il Pappa: te pido que me acompañes en esta nueva etapa. ¿Te vienes?