Revista Infancia
Espero con mis palabras no ofender a nadie, no es la intención, pero me pone a pensar ciertos post que se abren con los cuales no estoy totalmente de acuerdo, aunque respeto la opinión de cada quién.
Se trata de sitios donde hablan de lo cansado que puede ser criar, de las veces que las madres perdemos la paciencia con los niños y de los sitios como el de esta humilde servidora donde las madres nos hacemos ver como perfectas e incólumes. Desgrano por partes, primero que criar es cansado, eso es Universal, lo he mencionado de pasada a veces por acá y no creo que sea necesario “llover sobre mojado” y en lugar de hablar de cosas bonitas y agradables me ponga hablar de lo cansado que ha sido mi día o lo agotada que estoy al final de la jornada, porque sí, es cansado y agotador, pero por lo menos en mi caso una sonrisa de mi hija, un abrazo, un “te amo mami”, un compartir de su fruta o su galleta ilumina mi alma y es bálsamo para mi cansancio, por eso no veo por lo menos en mi caso la necesidad de abrir un tema en este blog para drenar mi cansancio, aunque repito, respeto cada línea de pensamiento, pero lo que me extraña y abruma es leer que digan de sitios “de madres perfectas”, porque este espécimen no existe, porque sencillamente somos Madres, todas dedicadas trabajen fuera de casa o no al cuidado de sus retoños haciendo la labor lo mejor que se puede.
En una oportunidad hablé de ello acá
Sobre el tema paciencia, que vaya hay que tenerla bastante, confieso que aunque ser de carácter no apacible, son pocas las veces que he perdido la paciencia con mi hija, pero jamás he llegado a pegarle y los gritos han sido reservados para situaciones de peligro y no han pasado de un par de veces. Trabajé mucho sobre mi misma la paciencia de la que carezco para no tener que plasmar sobre ella defectos de carácter que no combinan con la crianza y menos cuando no he querido delegar en terceros su educación. No se trata de perder o no la paciencia, sino de saber canalizar el momento hasta que vuelva la paz. Yo lo que hago es tomarla en brazos, dar vueltas, bailar y cantar, si ella no quiere, darle tiempo, SU TIEMPO. Hay momentos que personas muy queridas para mí, de mi entorno o personas en la calle se han quedado esperando “el castigo merecido” cuando mi hija hace “algo malo” a los ojos adultos espectadores del momento. Supongo que se han quedado con el amargo desencanto de no verme reaccionar como lo esperan, de hecho se que algunos vaticinan un mal futuro de “malcriadez” para ella, siendo ellos mismo “malcriados” en su proceder.
Sobre lo de ser madre perfecta, nada más lejos de la realidad, tengo defectos como todo el mundo, y siempre he tenido la cualidad de “venderme” como soy, con virtudes y defectos en un mismo paquete. Pero la energía que me mueve es el amor que siento por mi hija y su bienestar emocional y físico, porque me siento feliz y orgullosa de estos casi 3 años que hemos caminado juntas con su papi como acompañante de camino, y fiel apoyo, quien mejor que el para conocerme y saber que todo lo que hago por nuestro retoñito proviene de mi más profundo amor, ese que todas las madres del mundo dan a sus hijos día a día, las 24 horas. No soy mejor ni peor que nadie como madre, simplemente soy lo que mis conocidos saben de mí y lo que en el mundo virtual he escrito palabra a palabra como ha nacido de mí.
Por todo esto seguiré escribiendo como hasta ahora lo he hecho, expresándome de la manera como lo hago y sintiéndome la madre más afortunada del mundo cuando mi nena me dice “te amo mami” rodeando mi cuello con sus bracitos y dejando en mí ese tierno aroma a inocencia. Por supuesto, me sigo enriqueciendo de las madres y sus experiencias porque todos los días se aprende algo nuevo y es justamente a internet y las madres que he conocido a quien debo gran parte de mi cambio en la manera de criar y ver la infancia.