La maternidad…y los abuelos

Hasta el momento, he ido quejándome contando varias situaciones que me han parecido curiosas que me han pasado con los abuelos de la beba. Sobre todo con mi madre, que es la que tengo más cerca y a la que más vemos. Situaciones relacionadas con la lactancia, con su vena de doctor…

Bueno, que hoy no quiero ir por ese lado, hoy quiero hablar de las ventajas de que la beba tenga a los abuelos, y os lo voy a mostrar con varios ejemplos.

Cuando nació la beba no quería mucha ayuda, porque durante el día comía y dormía, y como me estaba costando establecer una buena lactancia, lo que no quería eran vocecillas diciéndome “pues dale biberón y déjate de problemas”. Eso sí, aunque no les hice mucho caso al principio, ellos seguían instalados en el pueblito en su casa de verano para lo que hiciera falta. Y justo, un día que el papi se fue de despedida de soltero de un amigo, voy yo y me pongo malísima de la muerte con mastitis. Y claro, hubo que llamarlos. Después de las frases de “eso te pasa por no secarte el pelo” “habrás cogido frío” etc. etc. fue una gran ayuda tenerlos ese día conmigo. Yo dormí y descansé durante ese día, y ellos se quedaron con la bebita encantados de la vida.

Cuando ya acabó el verano y volvieron a su casa, todas las semanas vinieron un día fijo mínimo para estar con ella, y así yo aprovechaba y hacía esas cosas básicas de la vida como por ejemplo… ducharme. Gracias a eso la beba los conoce un montón. Es verlos y sonreír, incluso se inclina hacia la abuela para que le coja e irse con ella (eso si cuando luego me ve y se da cuenta del cambio suele arrepentirse jaja).

De paseo con la abuela

También hay ocasiones que sales a hacer la compra, a la peluquería, o a salsear un rato, que se quedan como canguros… y se han preparado tan bien que ahora en su casa hay cuna y una mantita de juegos que hicieron ellos en la que han colgado peluches con cascabeles con los que la beba se vuelve crazy!

Al incorporarme al trabajo a finales de un mes, esos días no tenía la beba aún guardería, y fueron ellos quienes vinieron a estar con ella. (Si fuera por ellos no iría a la guardería, pero prefiero que vaya, y si hace pirola algún día que la haga.) Esos días sufrieron los inicios de la alimentación con purés, es decir, pedorretas, lanzamiento de cuchara… Pero aún sí dicen que es muy buena, nada comparado conmigo vamos.

Ahora que ya estamos en el “ritmo normal” a diario, la beba va a la guarde y nosotros a trabajar, siguen viniendo un día para estar con ella y que no vaya a la guarde, e incluso algún otro día para irla a buscar antes de hora.

La ventaja de tener a los abuelos llega sobre todo cuando este ritmo normal se rompe, y te das cuenta de que son pieza fundamental para sobrevivir. Este ritmo se rompió el domingo pasado, después de una semana de vacaciones, me puse mala malísima la noche antes de la vuelta al trabajo. No fue ni gripe ni virus estomacal, fue un 50% de cada. Por la mañana no hubo problema, la beba en la guarde, pero por la tarde con el papi trabajando yo no me veía con cuerpo de poder estar con la beba, y además cuanto menos me acercara estando mala, mejor para no pegarle virus. Así que telefonazo y abuela a domicilio dos tardes, yo creo que encantada de estar jugando con la beba.

Con este post quiero agradecer la ayuda de los abuelos, que a veces no nos damos cuenta, pero es mucha. En nuestro caso vienen a cuidar a la beba, y cuando se van hay por arte de magia, ropa planchada, cocina recogida, perros paseados y lo más importante, una tortilla de patata, y como la tortilla de mi madre no hay otra (que lo dice hasta mi chico, y el muy burro se lo ha dicho también a su madre… como la lía).

Jugando con la abuela

PD. Si tú que estás leyendo esto eres abuela o abuelo,( o si en tu curiosidad innata, has encontrado mi blog, y eres la abuela o abuelo del que hablo), sólo recordarte, que los abuelos sois de gran ayuda, pero recordad que sois los abuelos. No os metáis con la crianza, educación, alimentación… que le damos a nuestros hijos, que son nuestros. Respeta, da tu opinión (una vez, no más), y no os convirtáis en abuelos drama.

Y vosotros, ¿Tenéis cerca a los abuelos?