Revista En Femenino
Broadway y Hollywood crearon un personaje, Froilein Maria, que aun hoy sigue siendo rentable. Aquella novicia rebelde tiene su origen en una mujer de carne y hueso, una mujer que iba a ser monja pero que se convirtió en madre de una gran familia y vivió una vida de entrega a los demás.
La atea que se hizo novicia
María Augusta Kutschera nació el 26 de enero de 1905 en un tren de camino a Viena. Sus padres, Karl Kutschera y Augusta Rainer, viajaban desde el Tirol para dar a luz a su bebé en la capital del Imperio Austro-Húngaro pero no llegaron a tiempo.
Cuando María era aún una niña de dos años quedó huérfana de madre, quien murió a causa de una neumonía. Su padre, ingeniero de profesión, debía viajar por Europa, por lo que la pequeña María quedó al cargo de unos familiares. La niña recibía a menudo la visita de su padre hasta que éste también falleció cuando ella tenía nueve años.
Así, la infancia de María transcurrió entre adultos, con una marcada falta de cariño. María fue educada en un colegio público en el que recibió una educación progresista y alejada de creencias religiosas.
Siendo una jovencita, María iba a asistir a un concierto de Bach en una iglesia cuando se encontró en medio de un sermón del padre Kronseder. Sus palabras marcaron la fe de una María educada en el ateísmo. María ingresó entonces en el convento benedictino de la Abadía de Nonnberg, en Salzburgo.
La novicia que se enamoró del capitán
Durante sus primeros tiempos en Nonnberg, María vio resentida su salud. Los médicos le aconsejaron un cambio de aires. En aquellos tiempos, un capitán retirado de la armada imperial, Georg Ludwig von Trapp, viudo, necesitaba de ayuda para cuidar a una de sus hijas enferma de fiebres reumáticas.
Durante su estancia en el hogar de los Trapp María se enamoró del capitán y nunca más volvió al convento. María y Georg se casaron el 26 de noviembre de 1927 en la abadía de Nonnberg. Ella tenía 22 años, él era 25 años mayor que ella. María se hizo cargo de los siete hijos que Georg había tenido con su primera esposa, Agatha Whitehead, además de los tres que tuvieron en común.
La familia cantora
El hogar de los Trapp había estado siempre lleno de música, afición que compartía María. Pronto la familia, que había sufrido una bancarrota económica, empezó a dedicarse profesionalmente a la música para ganarse la vida.
Cuando Austria fue anexionada al Tercer Reich alemán en 1938, la familia Trapp se exilió a Italia y después a los Estados Unidos donde continuaron cantando para salir adelante. Los Trapp Family Singers se convertirían entonces en un grupo de éxito conocido en todo el mundo.
El éxito no les hizo olvidar su país de origen. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, María y Georg fundaron la Trapp Family Austrian Relief Inc. para recoger dinero, comida y ropa y enviarla a las zonas más afectadas de Austria.
Una vida de película
En los años 40, la familia se instaló en Vermont, en una gran finca en la que, bajo la dirección de María, se creó un campamento musical que fue de lo más rentable.
Durante un tiempo, María viajó con sus tres hijos al Pacífico Sur para realizar obras de caridad como misionera.
De vuelta a su hogar en Vermont, y viuda desde 1947, María empezó a escribir su vida en el que sería su primer libro, La historia de los Cantores de la Familia Trapp. Publicado con gran éxito en 1949, el libro fue llevado al cine en Alemania. Pronto Broadway se fijó en el gran potencial que tenía la historia de María y la convirtió en un musical con gran éxito de público que ganó seis premios Tony. La película The Sound of Music, de Robert Wise, estrenada en 1965 también fue un gran éxito. Cinco Oscars, dos Globos de Oro y millones de espectadores que convirtieron el film en un clásico del cine. La verdadera María quiso participar en la película protagonizada por Julie Andrews. En un pequeño cameo, aparece tras los arcos de una plaza mientras Julie canta I have confidence.
Maria von Trapp vivió el resto de su vida dedicada a su familia, la música, y a escribir sobre su vida.
Una anciana María fallecía el 28 de marzo de 1897. Sus restos descansan al lado de su gran amor, Georg, en el cementerio familiar de su hogar en Vermont.