Durante la Segunda Guerra Mundial, en la noche del 30 de enero de 1945, el transatlántico alemán Wilhelm Gustloff fue torpedeado por un submarino soviético cerca de la costa del Mar Báltico. Se hundió en muy poco tiempo arrastrando consigo a más de 9.000 personas que murieron ahogadas en las aguas heladas, la inmensa mayoría refugiados alemanes, civiles que huían del avance del Ejército Rojo en Prusia Oriental. Nunca tantas personas han muerto en un solo hundimiento. Es, por el momento, la mayor catástrofe de la historia naval.
El 30 de enero de 1945 la Segunda Guerra Mundial estaba llegando a su fin. Ese día se cumplían exactamente 12 años de la llegada al poder de Hitler, un régimen que tenía los días contados. En el oeste los aliados occidentales ya estaban en la frontera alemana a punto de atacar el país. En el este, los soviéticos habían invadido Prusia Oriental, la provincia más al este de Alemania en ese momento. Fue una invasión brutal, acompañada de una violencia descontrolada por parte de unos soldados que querían vengarse de las barbaridades cometidas por los soldados alemanes poco antes en la URSS. Los rusos quemaban y destruían todo a su paso. Esto provocó el pánico entre los civiles que huyeron a millones hacia el oeste para escapar de la furia de los invasores soviéticos.
Refugiados alemanes en Prusia Oriental, enero 1945.
Era invierno y hacía mucho frío. Columnas interminables de refugiados se acumulaban por los caminos nevados de Prusia Oriental buscando una salida. Muchos murieron en el intento, congelados, ametrallados por los aviones o simplemente de agotamiento. El camino era muy largo y plagado de incertidumbres mortales, atravesando muy lentamente bosques interminables para en muchos casos acabar siendo adelantados por los tanques soviéticos y atrapados. Por eso muchos refugiados se dirigieron a los puertos del Mar Báltico, en Königsberg (la actual Kaliningrado rusa) o en Gotenhafen (la actual Gdynia en Polonia). Desde allí partían barcos con dirección a los puertos occidentales y a la salvación.Uno de los barcos que zarpó de esos puertos fue el transatlántico Wilhelm Gustloff. Era un barco enorme, construido en 1938 para servir de navío de vacaciones. Tenía una capacidad para casi 1.500 pasajeros, sin embargo, en enero de 1945 su tarea no era precisamente proporcionar confort. Se aprovechó hasta el último metro cuadrado para subir personas a bordo que pudieran escapar del infierno de Prusia Oriental.
Rumbo a la muerte
Así fue como el 30 de enero el Wilhelm Gustloff zarpó de Gotenhafen cargado con más de 10.000 personas a bordo. Oficialmente llevaba registrados a unos 8.000 pasajeros, de ellos unos 1.500 militares y el resto civiles refugiados. Pero en el último momento dejaron subir a otros 2.500 civiles más que huían de la guerra, la mayoría mujeres y niños.
El barco salió del puerto hacia las 13:10 horas y navegó cerca de la costa de Pomerania con destino al puerto de Kiel. Era un barco enorme que apenas podía pasar desapercibido, pero tampoco podía contar con una escolta efectiva, ya que los restos de la marina de guerra alemana se estaba dedicando en esos momentos a trasladar refugiados al oeste, por lo que cada barco al final dependía de su propia suerte. Y el Wilhelm Gustloff no la tuvo. Hacia las 21:00 horas un submarino soviético descubrió al transatlántico y disparó cuatro torpedos. Tres alcanzaron su objetivo y provocaron una masacre.
El barco se hundió en una hora. Los camarotes y los pasillos interiores estaban abarrotados de personas, ya que se quería aprovechar todo el espacio disponible. Las medidas de seguridad y de rescate no existían. Fue un caos, un “sálvese quien pueda” sin reglas ni orden. Hacía mucho frío, unos 20 grados bajo cero. Los que se encontraban en la cubierta pudieron saltar al agua helada aunque en la mayoría de los casos solamente para morir ahogados y congelados. La inmensa mayoría de los pasajeros, los que estaban en el interior del barco, simplemente fueron arrastrados al fondo del mar sin poder salir del casco del navío.
Solamente se pudieron salvar 1.252 personas. Dos barcos de guerra alemanes acudieron al lugar de la tragedia y consiguieron rescatar a estos afortunados, pero la inmensa mayoría de los pasajeros del Wilhelm Gustloff murieron. Más de 9.000 personas. Nunca han fallecido tantas personas en un solo hundimiento. Es la mayor catástrofe naval de la historia hasta el momento.