Revista Salud y Bienestar

La medalla

Por Doctorcasado

La medallaComposición de @mlalanda
El primer sorprendido fue él mismo. Aquella mañana recibió una llamada inesperada, le comunicaban que acababa de recibir la medalla al mérito por su ejemplar labor al frente del servicio público por el que tuvo que dimitir recientemente. Los políticos no suelen dimitir, eso ya lo sabía. Sin querer se había convertido en un cisne negro, algo inusual, algo extraordinario. Había sido fiel a sus superiores y afrontado con valor catorce meses de tensiones, protestas y manifestaciones que lanzaron a la calle a decenas de miles de sus subordinados y a millones de ciudadanos. Jamás había ocurrido nada parecido en la historia del país, todo el colectivo profesional se había unido en su contra, desde las limpiadoras hasta los máximos responsables. Tardó más de cinco meses en dar la primera entrevista abierta a periodistas, se parapetó en su despacho, fue incapaz de dialogar ni negociar ninguna cuestión. Finalmente su propuesta fue desestimada por los tribunales. Los jueces no entendieron que quisiera delegar su responsabilidad pública como gestor en manos privadas aduciendo incompetencia. Debieron pensar que si era incompetente dejara el puesto a otras manos en lugar de vender el servicio. A pesar del desolado panorama que dejaba contaba en su haber con un dato de ahorro inequívoco: en dos años consiguió disminuir la plantilla un 8%. El que aumentara la lista de espera a niveles de décadas anteriores, tampoco era para tanto. Menos mal que al final la vida pone a cada cual en su sitio. Por fin podía sonreír, ya tenía su medalla.

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