Revista Salud y Bienestar

La medicina basada en algunas evidencias y su control industrial

Por Miguel @MiguelJaraBlog

En primer lugar, aclarar que el concepto medicina basada en la “evidencia” de la que tratamos en el post La manipulación de la evidencia científica: Agreal, Vioxx, implantes PIP, Vacuna del Papilomaes una mala traducción del inglés. La denominación correcta es medicina basada en las pruebas. Ésta es una manera muy sensata, además de mayoritaria hoy, de entender la Medicina.

Precisamente por ello, una parte de la industria sanitaria y los elementos acríticos del ámbito, han hecho suyo el cliché y lo venden como si de una religión se tratase. Así, ¿quién osaría llevar la contraria y criticar las lagunas y la manipulación de una honesta intepretación de la misma?

Hay que entender que lo que se publica no es todo lo que se investiga y menos en la investigación de los medicamentos, mito de la Medicina Basada en el Consumismo FarmacológicoLas agencias reguladoras tienen buena “culpa” en todo esto. Ellas tienen acceso a todos los datos investigados pero miran para otro lado, en cierta medida porque tienen en la industria a su principal cliente y no quieren molestarle con “tonterías” de protección de la salud pública.

Por ello, la industria sesga todo lo que quiere sus ensayos clínicos, base de la medicina basada, valga la redundancia, en la evidencia o en las pruebas. Quien pone la pasta para buscar las pruebas encuentra las que le da la gana y olvida informar sobre las que ha encontrado pero no le interesan.

Guzmán SánchezInvestigador en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, lo acredita en un artículo que ha publicado el eldiario.es Excelente texto que concluye así:

La práctica de la medicina es extremadamente complicada y se aleja de ser una ciencia exacta al tratar con sistemas biológicos que son imposibles de predecir con seguridad. La opacidad en el acceso a la información clínica no hace sino aumentar el rango de indeterminación y por tanto el riesgo para el paciente, en cualquier tratamiento médico.

Cita como ejemplo el caso del antiartrítico Vioxx; el antiviral Tamiflu o el medicamento para la diabetes Avandia. Éste último, fabricado por GlaxoSmithKline, fue retirado años después de conocerse que aumenta el riesgo de infartos de corazón. La misma compañía solicitó autorización para vender Paxil, un peligroso antidepresivo, a los niños.

También ocultó información científica sobre el mismo, como explica una reciente nota de la Asociación de Agentes de Propaganda Médica de Argentina (nada que ver su actitud con las asociaciones profesionales de visitadores médicos de España), titulada así de claro: Pfizer mintió deliberadamente al ocultar efectos reboxetina. Éste antidepresivo, al igual que el citado Paxil (paroxetina) y otros está relacionado con el aumento del comportamiento suicida.

Y todo esto sucede a pesar de la legislación en vigor sobre Ensayos clínicos. El RD 223/2004 dice:

Artículo 38. Publicaciones.
1. El promotor está obligado a publicar los resultados, tanto positivos como negativos, de los ensayos clínicos autorizados en revistas científicas y con mención al Comité Ético de Investigación Clínica que aprobó el estudio.
2. Cuando se hagan públicos estudios y trabajos de investigación sobre medicamentos, dirigidos a la comunidad científica, se harán constar los fondos obtenidos por el autor por o para su realización y la fuente de financiación.
3. Se mantendrá en todo momento el anonimato de los sujetos participantes en el ensayo.
4. Los resultados o conclusiones de los ensayos clínicos se comunicarán preferentemente en publicaciones científicas antes de ser divulgados al público no sanitario.
No se darán a conocer de modo prematuro o sensacionalista tratamientos de eficacia todavía no determinada, ni se exagerará ésta.
5. La publicidad de medicamentos en investigación queda terminantemente prohibida, tal como se establece en la Ley 25/1990, de 20 de diciembre, del Medicamento, el Real Decreto 1416/1994, de 25 de junio, por el que se regula la publicidad de los medicamentos, el Real Decreto 1907/1996, de 2 de agosto, sobre publicidad y promoción comercial de productos, actividades o servicios con pretendida finalidad sanitaria, y la Ley 34/1988, de 11 de noviembre, General de Publicidad.

Tenemos muchas leyes. Bastaría sólo con que algunas se cumplieran para que las cosas mejoraran de manera sensible. Está en juego la vida de las personas, la credibilidad de la medicina y de la ciencia en general.


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