«La melancolía es la felicidad de estar triste»
Frase de Víctor Hugo
Fotografía de un viaje familiar: Gante (Bruselas)
En estos días percibo como la melancolía se va apoderando de algunos blogs amigos. Y es que en esta parte del mundo las horas de sol van disminuyendo, las vacaciones estivales se terminan, la familia se va dispersando y volviendo cada uno a su lugar...todo ello sumado a este año atípico que nos inunda con sus incertidumbres. Lo cierto es que “se acerca el invierno” en el más amplio sentido de la palabra.
Sobre la frase de Víctor Hugo que inicia este post pienso que se puede interpretar como que nos sentimos melancólicos y por ello nuestro estado de ánimo es de tristeza, aunque lo que estemos recordando sean buenos momentos del pasado.
La melancolía sin memoria no es posible. Es un sentimiento que nos recuerda que nos falta algo, algo que estuvo ahí, algo que fue tan bueno para nosotros que nos dejó su huella.
Y no olvidemos tampoco que la melancolía es un estado de ánimo que asociamos a la tristeza y que pasa a ser patológica cuando altera el normal pensamiento del individuo y dificulta su desempeño social. Por ejemplo: se considera normal que una persona se sienta melancólica una tarde y se quede en su casa mirando fotografías viejas; en cambio, si dicha conducta se repite a lo largo de varios días y el sujeto abandona su vida social y sus obligaciones, la melancolía pasa a ser un tipo de depresión, y requiere de tratamiento.
Pero la melancolía, siempre y cuando no se cronifique, también tiene algunos aspectos positivos. Porque la melancolía, al anclarse en los recuerdos, lo que hace es, de algún modo, potenciar la memoria.También parece haber una cierta correlación entre melancolía y creatividad. En definitiva, la melancolía, en su justa medida, puede usarse sin efectos secundarios.