Según el estudio, realizado por científicos de 4 países (Estados Unidos, Filipinas, Argentina y España) y coordinado por el doctor Jan Tesarik, y la doctora Raquel Mendoza Tesarik, directores de la Clínica MARGen de Granada, el virus, por un mecanismo aún no completamente claro, desvía el metabolismo natural de los azúcares, reduciendo la generación de energía en las células.
Esta acción afecta a las células de sistema inmunitario, debilitando su capacidad de defensa contra el virus y deriva la respuesta inmunológica hacía unas acciones poco eficientes e, incluso, dañinas contra las células aún no infectadas, generando un círculo vicioso que puede desembocar en una “tormenta de citosinas”, con riesgo de fallo multiorgánico y la muerte de la persona.
El estudio señala que la melatonina corrige esta anomalía y restaura la función adecuada de la defensa inmunitaria contra la infección. La relación entre el metabolismo de los azúcares y la gravedad de la infección COVID también explica porque las personas diabéticas y las que tienen sobrepeso son más propensas a complicaciones severas de la infección. La melatonina , en la dosis diaria de 5-6 mg (por la noche antes de dormir), puede ser útil en ambas condiciones.
Además, según un trabajo reciente del equipo de la clínica MARGen de Granada, a esta acción de la melatonina se añaden a otras, como un efecto directo contra el virus dentro de las células infectadas. En este caso, la melatonina bloquea los receptores para los factores de crecimiento que el virus necesita para su proliferación.
La ausencia de efectos adversos secundarios y un beneficio adicional que se extiende a la protección de las mujeres contra la adenomiosis y la endometriosis y de las personas de ambos sexos contra diferentes tipos de cáncer son otros argumentosn en favor de la utilización de la melatonina, según los directores de la clínica MARGen de Granada, el doctor Jan Tesarik y la doctora Raquel Mendoza Tesarik.