![La memoria del estudiante La memoria del estudiante](http://m1.paperblog.com/i/162/1628376/memoria-del-estudiante-L-unSViK.jpeg)
Un buen estudiante no siempre es aquél que tiene buena memoria. Por supuesto que ésta ayuda, pero existen otros factores que contribuyen al éxito en los exámenes como son la automotivación, el esfuerzo y las horas constantes de estudio. Y el interés. Si te gusta lo que estudias y si te autoconvences de ello, el aprendizaje resulta más fácil. La memorización de un temario nuevo siempre es una labor ardua. En mi caso, el estudio literal de artículos y extractos de la ley me exige intensas horas de estudio y concentración. Y, al igual que yo no me desprendo de mis diccionarios jurídicos mientras abarco una asignatura de derecho civil o penal, considero que cada estudiante debe comprender y asimilar lo que estudia para poder afrontar con éxito las preguntas de un examen. La memoria es un talismán desconocido y si no que se lo pregunten a los opositores de judicaturas o abogacía del Estado (por poner un ejemplo) cuando son capaces, tras años de preparación, de exponer oralmente y de carrerilla uno de los cientos de temas que componen la biblia jurídica que es su temario de oposición. Es imprescindible un estudio activo así como el desarrollo de una memoria lógica (frente a la repetitiva), la única que propicia un aprendizaje significativo al relacionar datos e informaciones y vincular conocimientos. Para un estudiante es muy significativa la presentación del temario, la legibilidad, los textos manejados, los esquemas y resumes propios, mnemotécnicas…
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La memoria siempre es susceptible de ser mejorada. La actitud y unos objetivos claros y motivadores favorecen la memorización porque siempre se retendrá en mayor medida la materia que nos gusta. Para ello nos debemos mostrar atentos y receptivos. Tenemos que ser capaces de relacionar conceptos, unos temas con otros incluso, si hay tiempo para ello. Esa habilidad es hoy día muy valorada por el docente. La primera toma de contacto con el material que debemos memorizar es una lectura superficial: epígrafes, ideas, contenido general. Posteriormente, pasamos a una lectura más detenida, al subrayado de las ideas principales y secundarias (aconsejo la utilización de varios colores que diferencien la importancia de cada una de las frases por jerarquía) y por fin al estudio concienciado. Los repasos son necesarios para mantener los conocimientos y para reforzarlos frente a las interferencias creadas por los nuevos.
He leído cientos de técnicas de memoria y he llegado a la conclusión de que no existe ningún secreto. Repetición e interés. Y mucha constancia. No somos superdotados pero la memoria hay que trabajarla y ejercitarla. Nuestro espíritu crítico y nuestra intelectualidad dependen de ella. Sin secretos pero con nuestras estrategias de estudio. Por eso de que cada maestrillo tiene su librillo.