La influencia de la experiencia o sensación subjetiva de la propia expresión facial en la definición de las emociones, es bien conocida por los diferentes psicólogos que estudian la personalidad.
Tanto el contenido (cualidad) como la intensidad (cantidad) de la experiencia emocional está directamente relacionada con la actividad de los músculos faciales.
Asimismo esa configuración de la actividad muscular facial puede determinar la evaluación de las emociones del prójimo.
En una investigación de reconocimiento se presentaban a los sujetos descripciones neutras de personajes cuyas características psicológicas debían evaluar.
Desde “Como mejorar la memoria” traigo este estudio porque nos aporta información muy interesante sobre nuestra mente y nuestra capacidad de memoria.
Lo curioso del estudio es que si los sujetos convertidos en jueces emitían la evaluación mordiendo con fuerza una toalla, esa acción se reflejaba en una evaluación más crítica, “se trata de una persona agresiva” decían.
Sin embargo, si las evaluaciones se hacían sosteniendo un lápiz entre los dientes sin rozarlo con los labios, la emisión del juicio difería “es una persona de trato agradable”, dictaminaban.
A través de este estudio se comprobaba que la expresión facial más próxima a la sonrisa (sostener el lápiz entre los dientes) beneficiaba directamente a los evaluados, mientras que la configuración facial de los evaluadores más cercana al enojo (morder con fuerza una toalla) conseguía sesgar negativamente las evaluaciones.
No obstante, ante estos resultados, cabe preguntarse ¿si este experimento se hace con una pierna tensada, se obtendrían los mismos datos?.
De momento, no hay investigación a este respecto.
Lo que sí parece claro es que la experiencia subjetiva de la expresión facial influye en tareas de reconocimiento.
No es que el participante tuviera o no información anterior sobre los personajes del estudio “en su memoria” sino que el estado de su cuerpo, de su expresión facial, en el momento de evaluar, determina sin duda el dictamen sobre si los considera conocidos o desconocidos, agradables o desagradables.